Pregones de pactos y acuerdos
Por Ricardo Gabriel Cipagauta Gómez
Como desde hace 65 años ya es hora de que se hagan una serie de negociaciones, para todos, y no para grupitos (ilegales) salidos de acuerdos firmados a nombre de sus estructuras pero que no le gustó vivir a sus anchas o retomando los mínimos, sino que no pueden desligarse de sus formas de actuar, pero que no por ello nos deben afectar en momentos tan decisivos como el de salir a votar, escoger, elegir, a quienes nos regentarán por cuatro años y a quienes se les debe pedir son verdades.
No es empezar de cero o desconocer lo que se ha avanzado o, mejor, superado. Es que se respeten los órdenes de las leyes, la legalidad, con participación ciudadana, con liderazgos fuertes y serios, con procesos y no blindados en los erarios, con fundamentos serios, responsables y en contexto.
Pactos locales por no más violencia, no sangre, muerte, venganzas, armarse hasta los dientes, acaparando tierras y territorios, quedándose con la burocracia para sus aduladores y cerrando espacios y oportunidades, empezando por sus discursos incendiarios, inversiones y proyección de ciudades región para que el concepto de lo público, respetando las diferencias, se enarbole y enaltezca para bien de las generaciones que no entienden lo que estamos viviendo, a punta d gobernantes atrincherados en sus redes sociales o “plataformas” para no poner la cara. Así No es.
Todos clamamos por satisfacer las necesidades de cohesión cultural y social, presencia de las iglesias, lograr la reconciliación y seguir generando sensaciones y realidades de aportar al desarrollo local y regional, porque en lo nacional vemos un desbarajuste entre ficción y realidad, entre anuncios de campañas y tocar fondo, cuando mediante convites y manos laboriosas nos hemos propiciado nuestro progreso, espacios y formas de convivencia, no a punta de segundas partes, en repetir administrar lo público, pues no es buen síntoma de un nación de cambios, y eso prometen.
El supuesto carisma de supuestos jefes solo es para votar lágrimas, punzar en las heridas, saber jugar con las fichas que ya utilizaron por cuatro años y les dieron réditos –personales y para su entorno de 12 más que apóstoles- y no es la hora para revivir o mantener vivos esos odios, pactos de perdón y olvido, tapen-tapen, rabias acumuladas, sacarse espinas, sin saber que ellos las causaron… y van a recibir de su propia medicina a sabiendas que utilizan a los medios y sus activistas, que fueron sus víctimas de espirales de silencio, de platos de lentejas y hasta recorte de recursos y saludos.
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Sociología y filosofía debería hacer su tareas, sin activismos baratos, o por salir del paso y seguir figurando en las esferas o entornos, con educadores con cátedras en su ejercicio equilibrador y muy marcador del futuro, no para salir a dirigir sectas o comandos, sino buscando llegar a compromisos, con enfoques integrales e integradores, hablemos sobre lo fundamental y en esas conversaciones de seguro saldrán nuevos pactos sociales, para todos y con todos, en los acuerdos fundamentales.
Acuerdos que se cumplan con armonía y sensatez, en la coyuntura, erradicando las violencias, aunque siempre estén ahí, presentando informes y bitácoras sin apasionamientos y sin mentiras, con las guías de Investigadores, saberes de expertos, no atacando a los medios por mostrar las caras de una moneda que tiene como 5 ejes… no más “votos de confianza abiertos” a porque sí, sino con hombres y mujeres unidos, aportando, razonando, replicando, argumentando y hablando.
No importa que conservadores voten por liberales, o en sentido contrario, lo que se debe es poder demostrar que no son unos pocos los que nos van a imponer sus gustos o sus disgustos. YA es YA.