En medio de los Medios

FARC-EP : ¿un “déjà vu”?

El cineasta y columnista de El Espectador, Lisandro Duque Naranjo, en su escrito muestra su malestar ante la aceptación del Gobierno de las disidencias de las Farc-Ep utilizando las mismas siglas de la guerrilla que aceptó los acuerdos de paz. En este mismo sentido se expresó el expresidente Juan Manuel Santos, quien considera que es un error permitir una negociación con un grupo armado que se arroga el uso del nombre sin ninguna razón. 

Además, Duque Naranjo trae en su columna preguntas sobre la “visita” que realizó el expresidente Andrés Pastrana a Fidel Castro en Cuba, aprovechando el avión privado del pederasta internacional Jeffrey Epstein.     

FARC-EP : ¿un “déjà vu”?

Por Lisandro Duque Naranjo. El Espectador 11/12/2023

Está muy mal que les permitan a las disidencias de Iván Mordisco utilizar el nombre de las FARC-EP en las actuales conversaciones de paz con el Gobierno. Eso es incorrecto e implica muchas consecuencias, salvo que en el caso que nos ocupa le antepongan la palabra “disidencias”. La primera consecuencia es que se produce en la opinión la falsa imagen de que nunca hubo acuerdo de paz o de que quienes lo firmaron volvieron a las andadas. Estamos asistiendo, pues, a un déjà vu pernicioso. Siendo frívolo, diría que es algo así como un Yo me llamo en el que Iván Mordisco participa como imitador de Manuel Marulanda, y, la verdad, le queda grande el modelo. Además, ya es suficiente con la amnesia ancestral que padecemos, para sustituir una marca y un proceso: las verdaderas FARC-EP, que ya cumplieron en sus compromisos de desmovilizarse, entregar las armas, firmar un pacto, comparecer ante la JEP, cambiar su nombre por el de Partido Comunes y actuar desde la legalidad en el Congreso de la República. Y resulta que ahora parece que apenas están en negociaciones con el Gobierno. Se hubieran puesto más bien el nombre de M-19, para ver qué cara pondría el presidente.

Al aparecer las disidencias con el nombre “FARC-EP”, experimento la sensación de que el tiempo ha pasado en vano, que el conflicto armado interno es endémico e inmodificable, que los monumentos levantados con las armas silenciadas no son más que mero espejismo. Y eso, por supuesto, les conviene a quienes promueven una visión fatalista para justificar esta atmósfera bélica que nos agobia. Aparte de que pone más en riesgo a los firmantes de paz, a quienes ya les han asesinado a 385 miembros desde que entró en vigencia el acuerdo. Claro, es que los consideran “activos” todavía.

¡Qué cínica es esa impostura!, pero es peor aún que la acepte un gobierno presidido por quien militó en el M-19, cuyos fundadores —Bateman, Pizarro, Fayad— formaron parte de las canteras de aquellas FARC antiguas bajo el mando del guerrero del siglo XX: Marulanda. “FARC-EP” es un copyright histórico, aunque no esté registrado en la oficina de derechos de autor, lo mismo que el M-19, el EPL, el Quintín Lame y confiemos en que muy pronto el ELN.

Pastrana y Epstein

No es difícil pillar en mentira a Andrés Pastrana. Cuestión de que alguien averigüe en La Habana si fue cierto que estuvo visitando a Fidel Castro en la fecha que aparece en los comprobantes del vuelo de Jeffrey Epstein que están en internet.

Al comienzo, Pastrana dijo que sí había tomado el “Lolita Express” hacia la isla del placer, pero que se había bajado en las Bahamas para ir a Cuba a una cita con Fidel Castro. Que el pedófilo simplemente le había dado un aventón. Ahora está diciendo que él viajó con Epstein a una reunión con Fidel. Dos versiones diferentes y ambas inverosímiles. A menos que haya ocupado ese avión dos veces. Pastrana tiene esa deuda moral con el país y con su familia, a menos que le importe poco que cada vez que se hable de Epstein él sienta que le están hablando de la soga en la casa del ahorcado. Pero es que, además, él invitó a Cartagena a la proxeneta de menores Ghislaine Maxwell, esposa de Epstein, ahora condenada a veinte años. Quién sabe a qué.

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