Turismo equivocado
El periodista Lorenzo Villegas, especializado en gastronomía y columnista de varios diarios, entre ellos El Colombiano y ADN publicó, en este último, una columna que por su importancia, contundencia y veracidad le rendimos todos los honores. Estos pueblos nuestros boyacenses se convirtieron en nidos de señoritos bien que –además de hablar espanglish ordinario— desconocen y hacen de lado hasta la agricultura tradicional. Lo que exhiben es un arribismo puro y duro muy mal traído de los barrios in de Bogotá.
Por Lorenzo Villegas
Recién regreso de Villa de Leyva, Boyacá. Sin duda un lugar hermoso, rememora las calles de Barichara o las de Santa Fe de Antioquia, pero su encanto se opaca por algo importante, una triste sorpresa. La cocina popular que ofrecen en el marco del pueblo y sus calles coloniales poco o nada tiene que ver con la despensa local. Hamburguesas, pizzas, sushi, tacos, crepes y hasta cocina koreana, son las principales propuestas de este pueblo. ¿Pero cómo? ¿dónde puedo encontrar mazamorra chiquita? Por acá es muy difícil, me contestó un camarero.
Bueno, no quiero lapidar a la tierra de don Antonio Nariño, ni más faltaba. Ese síntoma es característico de la mayoría de pueblos patrimonio y de los que no lo son. Ahora, ¿por qué la gente prefiere ofrecer comida rápida extranjera? La respuesta podría ser: porque el visitante pide eso.
Entonces está mal el enfermo, está peor que el médico. Cada vez es más común ver las vitrinas con avisos fast food mientras desaparecen de las calles las papas rellenas, caldos y sopas, chorizos típicos, genovesas, cocidos, pandeyucas, pasteles y tamales, mercado barrial, parva tradicional, chichas, guandolos, petos y claros.
No solo eso, si usted lo piensa, a los lugares de burguers los dueños les ponen todo el empeño: fotos a color, iluminación, decoración de muebles, en fin, construyen espacios agradables que invitan a sentarse. En cambio, si observamos los lugares donde se ofrece comida colombiana popular son, por lo regular, espacios que carecen de todas esas filigranas mercantiles.
Vaticino lo siguiente: los concursos masivos para encontrar la mejor hamburguesa serán los verdugos de la cocina tradicional colombiana. ¡Terrible!