Opinion

HACIA DÓNDE SE MUEVE EL PÉNDULO

Por Manuel Álvaro Ramírez R.

El mundo de hoy se mueve y así como hay señales esperanzadoras, también hay síntomas de alarma por lo que conviene estar atentos.

Quizás la noticia más alentadora de los últimos meses fue la estruendosa derrota de Javier Milei en Argentina que le devolvió a los gauchos algo de la esperanza perdida cuando el orate armado de motosierra llegó a la Casa Rosada a acabar con cualquier vestigio de inversión social y la promesa de acabar con la casta, sin explicar qué quería significar por tal cosa. Ya una vez elegido, los argentinos comprendieron que la casta eran los ciudadanos de a pie, los pensionados, los asalariados y los millones de excluidos que allá, como en todo el mundo, ha dejado el modelo neoliberal.

Pero ha habido otras noticias quizás menos publicitadas, pero también bastante significativas. Por ejemplo, la Vuelta a España se ha convertido en una tribuna de rechazo hacia el genocidio que Israel está cometiendo en Gaza, que el mundo está presenciando en tiempo real y la presión de los pueblos del mundo ha obligado a que la Unión Europea, muy a regañadientes propone, por fin y por primera vez, sanciones contra Israel. Asimismo, la flotilla Samud que ya llegó a Túnez va decidida a romper el cerco que Israel ha impuesto sobre Gaza, a pesar de las amenazas del sionismo y de un ataque con un dron que impactó en la embarcación Alma con bandera británica.

Pero al lado de las alentadoras noticias, hay otras preocupantes porque muestran cómo la humanidad se está hundiendo en un torbellino de odio. En Estados Unidos una acción individual cegó la vida de un joven influenciador llamado Charlie Kirk, un conservador fanático de Donald Trump, defensor del porte de armas y partidario de las políticas contra los inmigrantes, no era ninguna perita en dulce, aunque eso de ninguna manera justifica su asesinato. Nada justifica semejante crimen. Por el vecindario, la paracaidista presidenta peruana Dina Boluarte, declaró Persona non grata a su homóloga Claudia Sheinbaum de México y para rematar, Donal Trump, fue increpado en un restaurante de Washington por un grupo de adolescentes que gritaban Palestina libre e incluso le increparon ‘Hitler, el Hitler de nuestro tiempo’. Trump respondió como se esperaría de él: Mandó a sus gorilas que sacaran del sitio a las incómodas, ruidosas y gritonas muchachas.

En términos generales, si bien no hay razones para un optimismo desbordado, es por lo menos esperanzador que la humanidad se empiece a mover por la solidaridad que es precisamente lo que nos ha permitido sobrevivir como especie dominante. En efecto la empatía por el otro, por el semejante les ha permitido a los humanos someter a grupos mucho más fuertes, pero también el ansia de dominio ha llevado a que la inteligencia, que la ha salvado, la conduzca hacia la aniquilación de quienes considera diferentes. El Thanatos y el Eros llamaba Sigmund Freud a esas fuerzas contradictorias presentes en cada ser humano. Así, mientras grupos cada vez más numerosos se mueven para pedir que cese el genocidio contra los palestinos en Gaza, Benjamín Netanyahu afirmaba arrogante que no habrá Estado Palestino y lo dijo mientras asesinaba en Catar, el país mediador, a los negociadores de Hamas.

El mundo no se queda quieto y mientras haya esa conciencia de que los seres humanos se necesitan los unos a los otros, se podrá buscar solución a los problemas contemporáneos que son numerosos y complejos. Cada modo de producción tiene su propia ley de población escribió Marx hace casi dos siglos y así como a la generación nacida en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial se les conoce como los baby boomers, hoy los jóvenes están optando por no tener hijos y en Japón se venden más pañales desechables para adultos que para niños. La desesperanza no nos puede ganar, la humanidad no puede permitir que los genocidas nos roben nuestros sueños.

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