Candidatos a los Concejos Municipales

Llegó otro proceso electoral local y regional. Desde el pasado 19 de julio cualquier opinión que se exprese sobre tal o cual candidato va a penetrar en muchas epidermis hipersensibles de los candidatos y algunos de su fanaticada. Pero, según la tradición, esa hipersensibilidad es pasajera para la mayoría de quienes resultan elegidos, porque una vez instalados en sus puestos de ganadores, lo que opinen el resto de mortales les importa lo mismo que si permanecieran callados.

Lo que poco ayuda a cambiar la pobre situación de los municipios y departamento son las metidas de pata que comete el elector cuando elige mal que, por lo general e infortunadamente, es casi siempre. Aunque existen concejales salientes que cumplieron a cabalidad con su función legal e institucional, estos son excepcionales y notables, mas, desdichadamente, poco reconocidos por la opinión.

Los otros –los que repiten u hoy promueven a sus parientes, delfines o alevinos— son aquellos que mantienen irresponsablemente a los municipios en el atraso, los mismos que se prestan, periodo tras periodo, a dejar ‘pasar de agache’ el enriquecimiento inusitado de los alcaldes sin que manifiesten su oposición o ejerzan el control político ante tanto abuso. Porque, de todas formas, y es de todos conocido, los concejales de algo se untan.

Las elecciones también les ofrece –a quienes pasan por dificultades económicas— la ilusión de llegar a ocupar una curul. Infortunadamente, estos candidatos consideran que están ejerciendo un derecho democrático porque la ley les permite ‘hacer el ejercicio”. Esta falsedad se da por la libertad que otorga la ley de inscribir listas, a nombre de uno de los 37 partidos o movimientos. Pero lo que se debe tener en cuenta es que esas listas representan a partidos de garaje, sin ideología, ni proyecto político serio de Estado, sin militancia, ni asambleas, es decir: sin partido. 

Deberían causar risa las propuestas que gran número de aspirantes a concejal plasman en su propaganda. Sin embargo, lo que demuestran en esas ‘propuestas’ es la falta de conocimiento que deberían acreditar ante la opinión. Por ejemplo, proponer la ejecución de obras, realización de actividades municipales, destinación de recursos para obras de infraestructura y hasta becas es una clara distorsión que esos candidatos tienen acerca de la única función de los concejos y que no es otra diferente que la de ejercer el control político de los alcaldes.

Los concejales, para información de la ciudadanía, carecen por completo de cualquier iniciativa presupuestal, la ley no contempla esa función, ésta es exclusiva del ejecutivo municipal.

Por esta razón es indispensable que la ciudadanía se aparte de esos candidatos y sus luminosas propuestas, porque son irrealizables e ilegales. Más bien lo conducente y sano para los municipios es que el elector analice, de manera juiciosa, las hojas de vida de quienes muestran una experiencia pública o que poseen capacidades intelectuales, éticas y morales para defender los intereses municipales y de sus habitantes. Solo así, durante los próximos cuatro años, se escucharán menos voces quejumbrosas por haber elegido de manera equivocada.

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