China aprueba una vacuna experimental contra la covid para su uso militar
El prototipo, basado en un virus del resfriado, es uno de los más avanzados del mundo
La dictadura china ha aprobado el uso militar de una vacuna experimental contra la covid, según ha comunicado este lunes CanSino Biologics, la empresa biotecnológica que ha desarrollado el medicamento junto a la Academia de Ciencias Militares del país asiático. El prototipo ha mostrado resultados prometedores en sus primeros ensayos con centenares de personas, pero todavía tiene que demostrar su auténtica eficacia en pruebas con miles de participantes.
La vacuna experimental, denominada Ad5-nCoV, utiliza otro virus —un adenovirus del resfriado común— para introducir en las células humanas información genética del nuevo coronavirus, con las instrucciones para fabricar solo algunas de sus proteínas virales y generar una respuesta inmune sin riesgo de padecer la enfermedad.
Ya hay 149 candidatos a vacuna en el mundo y 17 de ellos están en ensayos en humanos, según el registro de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El proyecto chino es uno de los más adelantados, junto al de la Universidad de Oxford y la farmacéutica británica AstraZeneca, que ya han iniciado un ensayo clínico para probar su vacuna experimental —también basada en un adenovirus del resfriado— en más de 15.000 voluntarios en el Reino Unido, Brasil y Sudáfrica. La compañía estadounidense Moderna también ha anunciado que comenzará un ensayo con 30.000 voluntarios en julio, en colaboración con los Institutos Nacionales de la Salud de EE UU y con una estrategia diferente: una vacuna experimental basada solo en la información genética, el ARN, del nuevo coronavirus.
La empresa china CanSino Biologics se ha negado a aclarar si los militares participan de manera voluntaria o forzada
No hay ninguna garantía de que estos prototipos funcionen. Solo hay 26 enfermedades con vacuna, según las cuentas de la OMS. Desarrollar un medicamento preventivo es una carrera de obstáculos que suele requerir unos 10 años, aunque contra la covid se están acelerando todos los procesos de manera inédita. El último récord es la vacuna Ervebo frente al ébola, que requirió solo cinco años desde el inicio de las pruebas en humanos en octubre de 2014 hasta su aprobación en noviembre de 2019.
El propio presidente de CanSino Biologics, Xuefeng Yu, ha incluido una advertencia en el comunicado de la empresa: “No podemos garantizar que finalmente comercializaremos con éxito la Ad5-nCoV. Se aconseja a los accionistas y a los inversores potenciales que sean cautelosos al negociar con las acciones de la compañía”. El médico Scott Gottlieb, responsable hasta el año pasado de la agencia reguladora de los medicamentos en EE UU (la FDA), ha afirmado en su cuenta de Twitter que el ensayo chino supone “un riesgo enorme dadas las incógnitas no solo sobre su eficacia, sino también sobre su seguridad”.
Los ensayos en humanos de vacunas experimentales suelen comenzar con unas decenas de voluntarios sanos, en la llamada fase 1, para descartar efectos graves. Después se pasa a fase 2, ya con centenares de personas, con el objetivo de confirmar la seguridad, estudiar la respuesta inmune inducida y calcular la dosis adecuada. En los estudios de fase 3, con miles de inoculaciones, se evalúa la eficacia real de la vacuna para proteger frente a la enfermedad. La aprobación para uso militar de la vacuna experimental de CanSino Biologics es de facto un ensayo en fase 3, en el que los científicos chinos se enfrentarán a un gran problema: en China apenas hay ya nuevos casos de covid, así que será más complejo detectar si los militares vacunados están o no protegidos.
Las pruebas de vacunas experimentales se suelen llevar a cabo con voluntarios sanos, pero la biotecnológica CanSino Biologics se ha negado a aclarar si los militares chinos participan libremente o están obligados por sus mandos, según ha informado la agencia Reuters. La empresa esgrime “secretos comerciales”.
En España hay una decena de proyectos científicos para obtener una vacuna contra la covid y los responsables de cinco de ellos calculan que podrían iniciar las pruebas en humanos antes de que acabe 2020. Las iniciativas españolas se enfrentan a sus propios problemas, como la falta de macacos de experimentación en laboratorios de alta bioseguridad en España y la escasez de fábricas capaces de producir vacunas humanas a gran escala.