COMPARE PUES, PAISANO

Por Lizardo Figueroa
De no creer, mientras en Estados Unidos hoy se cierran cadenas de súper mercados, se pierden miles de toneladas de alimentos porque no hay quién trabaje el campo, en los puertos más importantes escasean los buques cargueros trasatlánticos, cierran restaurantes por ausencia de clientes, disminuyen los viajeros en la flotas terrestres y aéreas, no llegan huéspedes a los hoteles, la gente del común compra lo indispensable porque la plata no alcanza, el gobierno arrogante y soberbio pierde aliados internacionales y mercados de exportación al por mayor; los empresarios no quieren invertir para perder, despiden, humillan y extraditan a los latinos que camellan duro y parejo; el dólar y las bolsas de valores se desploman, entrando ese país otrora próspero, en francas recesión y depresión.
Mientras que al otro lado se fortalece cada día y a pasos agigantados el nuevo paradigma económico mundial con nuevos y más amplios mercados, alta tecnología de producción, nuevas y fortalecidas monedas, préstamos de su banca a más bajos intereses, menos condiciones, menos sometimiento, alta producción y consumo, más aliados, más empleo, exportaciones e importaciones, más buques cargueros por los mares y puertos del mundo, aviones de cargo van y vienen, todo en ascenso con el BRICS liderando y sumando miembros de países emergentes de los cinco continentes.
Todo con el liderazgo de la nueva potencia mundial, el país con mayor número de bocas para alimentar: 1.409.670 millones de habitantes.
Esta revolución monumental, este fenómeno económico, tecnológico, científico y social se llama República Popular China, liderado por un Congreso Nacional de 2977 miembros de un solo partido (Partido Comunista Chino), elegidos por el pueblo, para períodos de 5 años, sin percibir salario, se reúne una vez al año, solo 175 conforman el legislativo permanente.
El combo de la cúpula gobernante, el parlamento, más una considerable nómina de asesores, servidores públicos y burocracia estatal a lo largo y ancho del inmenso territorio de provincias, ocupados en que funcione el complejo aparato de gobierno con altísima diligencia y eficiencia, controles rigurosos de gestión y manejo de lo público, apoyados por una justicia pronta e implacable a la hora de aplicar las leyes anti corrupción; cualquier asomo de echarle uña al dinero o los bienes de la nación, le cuesta al torcido, a quien consideran criminal, condenas ejemplares y hasta crueles que producen pánico y escarmiento; una celda oscura y fría de confinamiento a veces perpetuo, con un planchón de duro cemento y una cobijilla con la que el recluso intenta evadir los 5 grados, en inmediaciones de algún nevado; pero si el esquilme a la tesorería pública es ligeramente superior, como en una película de espanto, la inyección letal o una pequeña ojiva de plomo disparada por el gatillo de una carabina cierra la triste historia; el reo ladrón del erario tiene libertad de elegir.
Tal vez por esas pequeñas e incómodas molestias, los políticos en tan lejanos lares, no se embolsican el dinero público.
El combo de la orquesta del coloso asiático es dirigido por un verdadero genio, carismático, inteligente, visionario, sereno, calculador, prudente, que sabe con impresionante exactitud, cuáles son sus responsabilidades y su trabajo para su nación y su poderosa influencia en las naciones del orbe en el tercer milenio: con el breve y sonoro nombre de Xi Jinping se conoce al Jefe de Estado, quien tiene un salario equivalente a $ 22.000 dólares para sus antojos y los de su pequeña familia, que supongo consisten en helados, palomitas de maíz, arepillas de queso y golosinas así.
El nuevo hombre más poderoso de la tierra no tiene privilegios ni prebendas especiales; no obstante echarse al hombro semejante piano de país; siempre se le ve fresco como una lechuga; sabe cómo capotear las rabietas y el mal hígado de su homólogo norteamericano y ahí calladito, como quien no quiere la cosa, hoy es el personaje de quien más se habla en los altos círculos de la política y la economía. Aunque tiene aspecto tranquilo y bonachón, actúa sin pestañear; es pragmático: por cada enemigo que el güero norteamericano se granjea, el chino se gana cinco aliados. Y así. Dos caras de la misma moneda, bien diferentes, por cierto.
Compare Usted, paisano. Y piense al respecto de la justicia que se le aplica al corrupto politicastro de cuello blanco y de todos los niveles de la administración en el país del Sagrado Corazón.