En medio de los Medios

Terrorismo y genocidio

El conocido politólogo y analista Juan Manuel López Caballero nos ofrece en su columna habitual en el portal de las 2 orillas un somero pero acertado análisis sobre esa cruenta guerra en Israel contra el pueblo Palestino. Es ignominioso ver cómo la inoperancia es total desde las grandes potencias y desde la misma ONU. Los grandes adelantos de la ciencia, del humanismo y la solidaridad están ausentes ante la tragedia palestina.  

Terrorismo y genocidio

Nada tan frustrante, doloroso y enervante para el mundo como la impotencia ante la catástrofe humanitaria que se está viviendo en la franja de Gaza.

Por: Juan Manuel López | enero 03, 2024. www.las2orillas.com 

Nada tan frustrante, doloroso y enervante para el mundo como la impotencia ante la catástrofe humanitaria que se está viviendo en la franja de Gaza.

La explicación -que para algunos es justificación- es que el terrorismo de Hamás con el golpe del 7 de octubre, la muerte de 1200 judíos, de decenas de niños atrozmente asesinados, y 240 civiles secuestrados desencadena esa inevitable -y para algunos justa- respuesta.

En otras palabras, que ese acto terrorista -o algún acto terrorista- puede ser respondido con un genocidio.

Porque lo que está sucediendo contra la población palestina de la franja de Gaza es eso: incluye conceptualmente toda la violación al Derecho de Gentes, a la Cláusula Martens, al Derecho de la Guerra , etc. y, formalmente, al Derecho Internacional Humanitario, al llamado Derecho de Ginebra, al llamado Derecho de La Haya y en conjunto a todo el abanico de Derechos Humanos, incluyendo Crímenes de Lesa Humanidad y tan cerca de genocidio como lo sostiene la demanda de Sudáfrica ante la Corte Penal Internacional.

Lo que se conoce como una ‘Operación Rastrillo’ en la cual no importa el número ni la calidad de las víctimas en una operación de limpieza para acabar con el enemigo, nunca había sido implementado con la dimensión, la intensidad y sobre todo el carácter desafiante ante el escándalo mundial. Lo que se conoce como ‘sitiar’ al enemigo no se había aplicado a poblaciones enteras (2,5 millones de habitantes), encerrándolas y cortando los suministros de comida, de energía, de agua, etc. Horroriza la decisión de no tener en cuenta la población ajena al conflicto (o tratarla como si fuera parte de él) así como la desproporción en los ataques para cada resultado puntualmente obtenido. Ninguna consideración por las normas universales que obligan el respeto por los hospitales, escuelas, iglesias y sitios de religiosos. Es paradójico que desde cuando Hitler declaró su intención de acabar con los judíos en Alemania, ningún gobernante había declarado como su meta extirpar de su país un núcleo poblacional.

Estamos en el punto que toca diferenciar no solo entre terrorismo y genocidio, sino entre la acción de Hamás y la reacción del Gobierno de Netanyahu

Porque estamos en el punto que toca diferenciar no solo entre terrorismo y genocidio, sino entre la acción de Hamás y la reacción del Gobierno de Netanyahu. No hay duda que ambas violan normas de Derechos Humanos y que ambas deben ser rechazadas. Pero no solo las dimensiones o gravedad de las dos son diferentes sino la naturaleza de las mismas no es comparable.

Nada más declarado como terrorista que la lucha sionista cuando reivindicaba el derecho a tener una patria propia. Algo similar veían los españoles ante declaraciones como la ‘guerra a muerte’ por parte de Simón Bolívar. En la historia de Israel o la de nosotros o la de tantos otros países estos procesos quedaron consignados como acciones necesarias porque siempre la historia la escriben los vencedores. Y es que ‘terrorismo’ es un delito que siempre puede aparecer en un conflicto armado pues depende de quién lo califique: es por esa razón que no existe en el Estatuto de Roma -que es el Código Penal de la Corte Internacional de Justicia- la calificación de un delito de ‘terrorismo’. (Por eso también los EE. UU. abusan de esa discrecionalidad para justificar sus políticas).

Pero nunca un genocidio ha sido legitimado. Los mismos americanos acabaron teniendo que pedir perdón (aunque muchísimos años después) por las bombas atómicas. Esto a pesar del argumento esgrimido de que así se evitaron más muertes que hubieran sucedido de continuarse la guerra, lo cual es el mismo argumento que hoy defiende Netamyahu.

Y en este momento lo más vergonzoso es el silencio u ocultamiento por parte de los medios de comunicación de la corresponsabilidad americana en esta atrocidad. Nada han divulgado respecto a la última votación en las Naciones Unidas en la que unánimemente, excepto por los votos de Estados Unidos y de Israel y de dos mini estados -Micronesia 113.000 habitantes y Nowu 12.000 habitantes- los representantes de los 8.000 millones de seres humanos votaron por el derecho palestino a la libre determinación en su territorio. Y que a la demanda de Sudáfrica se suma la denuncia por un grupo de palestinos americanos apoyados por la ONG ‘Centro para los Derechos Constitucionales’ ante la Corte Federal de los Estados Unidos contra el Gobierno Americano por ‘complicidad en genocidio’.

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