DOS "CUATES" DE PASODOBLE

Por Lizardo Figueroa
Todos, de algún modo y desde la cuna, con los arrullos de mamá tratando de dormirnos para que dejáramos de chillar y dormir también, por naturaleza somos melómanos; todos.
Quienes hemos alcanzado el sexto piso y hacia arriba, recordamos con especial nostalgia a Silverio Pérez, quien en el mundo del espectáculo tenía varios apodos: «El Faraón de Texcoco», «El monarca del trincherazo», «El tormento de las mujeres» a pesar de que no era propiamente, como dicen las señoras, un estándar de belleza, pero su fama traspasó las fronteras de México, España, Portugal, Colombia, Venezuela y Ecuador.
El famoso Silverio, por suerte, tuvo como amigo a Agustín Lara, de una estatura musical impresionante como compositor y arreglista, a quien de igual modo apodaban «El flaco de Oro», «feito más bien, pero embrujador de señoritas con sus bellas canciones» al decir de su eterno amor María Félix (María bonita), destinataria del enamorado, en plena luna de miel en el paradisiaco balneario …»acuérdate de Acapulco, María bonita, María del alma…», el mismo que compuso el hasta hace poco adoptado como himno de la capital autónoma de Andalucía, España … «Granada, tierra soñada por mí; mi cantar se vuelve gitano cuando es para ti…»
Y como en su apogeo, Silverio tenía disparado el ego, le cansó mucho la vida a Lara para que le compusiera una canción, hasta que una tarde de tragos le dijo «para que no jodas más, ven mañana y te haré famoso».
Pues sí Señor, sorpresa mayor: le compuso una verdadera joya, un poema épico, al que el mismo Agustín le puso música y la cantó en la primera grabación con acetato que rompió todos los estándares de ventas en su tiempo; tema que pasó a la historia musical de los pasodobles españoles, a la altura de España Cañí, El Relicario, La Virgen de la Macarena, El gato montés, En el mundo, cortina con la cual, recordemos, los locutores de la radio boyacense anunciaban las corridas… «Toros, toros; Plaza La Pradera de Sogamoso; Toros, Toros; Plaza César Rincón de Duitama; Toros, Toros en Busbanzá…» y de un pasodoble con una factura de finura especial: «Islas Canarias».
El famoso torero «azteca y español» como reza la icónica canción, murió de neumonía; pasado el tiempo, su bella viuda Yessica Delgado, terminó en penurias económicas, como suele ocurrir con los ídolos bohemios.
Los invito -si lo desean- a buscar y escuchar con suave evocación la canción «Silverio Pérez» en la voz inmortal de Javier Solís. O los pasodobles clásicos descritos, a la sombra de un buen vino sangría español.
Música de júbilo recordatorio, melómanos de Boyacá y Colombia.