El derecho a la información pública de los periodistas digitales en Tunja

Por Giovanny Gómez
En el mundo hiperconectado de hoy, el derecho a la información pública es un pilar fundamental para la democracia y el ejercicio del periodismo. En Tunja, donde los periodistas digitales han asumido un rol central en la cobertura de temas clave, la transparencia gubernamental se convierte en un desafío latente que afecta no solo a los medios de comunicación, sino a toda la ciudadanía.
La era digital ha transformado la forma en que se accede y se comparte la información. Ahora, un periodista puede llegar a audiencias masivas en cuestión de segundos, desentrañando realidades y fiscalizando el poder de manera más eficaz que nunca. Sin embargo, esta capacidad se ve limitada cuando las instituciones públicas no garantizan el acceso a datos esenciales, obstaculizando el derecho a la información y, por ende, la calidad del debate público.
En Tunja, la opacidad en algunas instancias gubernamentales es una barrera que los periodistas enfrentan constantemente. Documentos oficiales que tardan meses en ser entregados, solicitudes de información ignoradas y barreras burocráticas diseñadas más para desalentar que para facilitar el acceso a la información, conforman un panorama preocupante. En una sociedad democrática, la transparencia no debería ser una concesión, sino una obligación inquebrantable.
El periodismo digital no solo cumple con la función de informar, sino también con la de empoderar a la ciudadanía. Sin acceso a información clara y oportuna, el periodismo pierde su capacidad de incidir en la rendición de cuentas y de fomentar una sociedad más informada y crítica. Es imperativo que las autoridades locales en Tunja comprendan que la información pública no es propiedad de los gobiernos, sino un derecho de los ciudadanos.
Garantizar el acceso a la información requiere más que leyes bien redactadas: se necesita una verdadera voluntad política para transformar las instituciones en entes abiertos y responsables. Esto implica implementar mecanismos eficientes de acceso a datos, digitalizar y facilitar los procesos de consulta, y eliminar cualquier traba burocrática que atente contra el derecho de la ciudadanía a estar informada.
El desafío es claro: o avanzamos hacia una Tunja más transparente y conectada con su gente, o nos resignamos a una democracia a medias, donde la opacidad sigue siendo el enemigo silencioso del progreso.
Corchazo: El futuro del periodismo digital y de la sociedad tunjana depende de la decisión que tomemos hoy.