El desastre de la malla vial de Sogamoso

Decir que las calles de Sogamoso están en pésimo estado, agravado por la inoperancia e inutilidad demostrada bajo la administración del alcalde, Rigoberto Alfonso Pérez, suena a pleonasmo o a la “repetición de la repetidera”. Podrían enumerase calificativos característicos de la política y ejecución de esta alcaldía, tales como: mentirosa, incapaz, ignorante e improvisada.

Durante los cuatro años de esta administración –próximos a cumplirse, afortunadamente—las obras de mostrar son escasísimas. Los reparcheos y la extensión de capas asfálticas nos los quiere presentar la administración como pavimentación de vías. Las pavimentaciones efectivas en las vías urbanas, con pavimento sobre base y subbase, se pueden contar en unas cuantas centenas de metros. La ciudad necesita intervenciones completas, con remodelación de redes de acueducto –para tratar de disminuir el enorme desperdicio de agua potable— y obviamente de alcantarillado, que incluya colectores pluviales.

En la parte rural, a la que se le debe tener especial atención por su enorme importancia estratégica alimentaria y minera, a pesar del cúmulo de promesas del entonces candidato Alfonso Pérez, la atención del mandatario se desvió hacia otras prioridades suyas. El equipo de maquinaria amarilla adquirido por el Municipio, que supuestamente tenía como prelación atender las vías rurales, fue retirado de las veredas y destinado a otros menesteres, por lo que el campo volvió al estado ostracismo en el que permaneció durante muchos años. Hoy, esta administración, como es su costumbre, les miente a las comunidades, hasta el punto de que algunas de éstas se han visto obligadas a acudir a sus recursos para medio paliar la situación tan apremiante.

Dirigentes de sectores urbanos y rurales les atestiguaron a Boyacá Visible que han recurrido a la figura del convite –o trabajo comunitario— con el fin mejorar, aunque sea en mínima parte, las vías y así reanudar medianamente el tráfico de vehículos.

Es muy grave la situación que ofrece totalidad de la malla vial municipal. La queja ciudadana es generalizada e imposible de evadir e ignorar. La responsabilidad del empeoramiento del drama vial por el que atraviesa la sociedad sogamoseña le corresponde enteramente a la actual administración municipal. ¿Cómo justificar los $8.790 mil millones de pesos, destinados a infraestructura, dejados de invertir el año pasado?

De la misma manera, también tienen responsabilidad los organismos de control –personería, procuraduría, contraloría— que ignoran o miran hacia otra parte y dejan pasar todas las anomalías, obviando su existencia.

Por último, que debería ser primordial, la labor del Concejo Municipal es prácticamente nula. La mayoría de quienes integran esta corporación, de tanta importancia ciudadana, son una prueba de inoperancia, desidia y falta de compromiso con la ciudad y sus habitantes. No se puede entender de otra manera, ante la falta de un control político eficaz, pero sobre todo veraz porque el ciudadano de a pie lo que siente es una burla permanente de sus derechos.  

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