En Sogamoso sigue imperando el ruido
Por Jorge Armando Rodríguez Avella
En el tinteadero por fin se logró que la propietaria le bajara el volumen a su equipo de sonido. Sin embargo, esta actitud es poco seguida por otras cafeterías que continúan ‘ofreciendo’ vallenatos y música popular a tope. Y en las calles el ruido que nos dejó la anterior administración, del nefasto exalcalde Rigoberto Alfonso, llegó a su máximo volumen, hoy por fortuna, se puede transitar con algo menos de ruido por las principales calles céntricas. Pocos son los almacenes que en sus puertas carecen de aparatos generadores de ruido, que sus dependientes llaman música.
En las noches los vecinos de tiendas, bares y discotecas también sufren de los elevados volúmenes de ruido que son emitidos desde esos sitios que deben ser esparcimiento.
En la actualidad, cursa un proyecto de ley que busca que los alcaldes del país implementen, dentro de sus planes de desarrollo y que se están en diseño, medidas tendientes a mitigar ese mal del ruido que cundió como moda y que se expandió sin ninguna medida de control de parte de las autoridades.
Sería interesante que desde la alcaldía se les demostrara a los comerciantes y propietarios de bares la importancia de cuidar la salud suya y la de sus clientes. No por aumentar el volumen de sus aparatos se van a incrementar las ventas, por el contrario, el ruido puede espantar la clientela porque la voz de ésta la escuchan muy poco los empleados y puede causar el efecto adverso.
Afortunadamente las autoridades de Policía y las secretarías de Gobierno, Salud y Desarrollo del Municipio ya están al tanto de la bochornosa situación y están tomando medidas al respecto, Pero, como de costumbre, siempre habrá quienes le pondrán palos a la rueda para impedir que gire bien.
Lo que se pide a los comerciantes y propietarios de establecimientos nocturnos es contribuyan a que Sogamoso y, general en todas las ciudades los habitantes puedan gozar de ambientes sano, libres de la odiosa contaminación auditiva, entre otros muchos defectos de los sitios públicos.