Opinion

Gobiernos de chuzadas y golpes duros

Hay un afán impresionante por crear en el imaginario colectivo la idea de que en este Gobierno del Cambio, se ha vuelto a las prácticas atávicas que sí eran lugares comunes durante el régimen de la Seguridad Democrática, estos últimos probados con abrumadoras evidencias que llevó a varios directores o altos directivos del antiguo Departamento Administrativo de Seguridad DAS a la cárcel, entre quienes cabe mencionar a Jorge Noguera, la ficha del paramilitar ‘Jorge 40’, pero un ‘buen muchacho’ para Álvaro Uribe Vélez, María del Pilar Hurtado y José Miguel Narváez el autor intelectual del asesinato de Jaime Garzón. Pero hay una abismal diferencia, mientras durante los gobiernos de Uribe se llegó al extremo de infiltrar una señora que servía tintos en la Corte Suprema para que pusiera unos micrófonos donde se discutían temas sensibles para el hoy imputado, aunque no por eso, todavía, al Gobierno de Petro lo pretenden enredar con unas cadenas de WhatsApp, que constituye todo el acervo probatorio.

Desde hace mucho tiempo, ha salido a la luz pública que hubo interceptaciones de llamadas y actividades de espionaje contra periodistas como el mismo Jaime Garzón a quien finalmente asesinaron, Daniel Coronell, Hollman Morris, Alfredo Molano Bravo y Cecilia Orozco, profesores como Alfredo Correa de Andréis, a quien también Asesinaron y Jesús Antonio Bejarano otra víctima del sicariato y políticos como Gustavo Petro, Iván Cepeda, Aida Abella entre miles de personas opositoras de Uribe, porque era él y sólo él quien hacía los señalamientos y un cuerpo especializado tomaba atenta nota y traducía al lenguaje sicarial las órdenes encriptadas en el discurso de la Seguridad Democrática.

El montaje resultó tan burdo, que el  magistrado, supuesta víctima de las chuzadas, salió con el chorro de babas de que él no estaba señalando al gobierno, ni tenía una sola prueba para respaldar su acusación, de manera que no había instaurado una demanda formal porque no tenía cómo documentar su afirmación. Ellos conocen lo que están haciendo, tiran la piedra y se hacen luego los pendejos para que los medios orquesten la infamia, la disfracen de noticia y una turba de fanáticos que no se leen ni un Condorito se coman el cuento. Saben que no se llegará a nada pero el mal quedará hecho. No importa a quien destruyen, puede ser una niña con tal de hacerle daño al Presidente, su padre, o el hermano de una funcionaria del gabinete, pero que nada tiene que ver con el sector público. La artillería se enfila contra todo lo que se mueva alrededor de Petro.

Pero por qué tanta sevicia, por qué se ataca al Presidente con tanta saña. La respuesta es sencilla: Porque tienen miedo, un miedo cerval a que Petro haga las cosas bien como lo ha reconocido la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico OCDE, recientemente, en un informe donde resaltó el control de la inflación y el manejo responsable de la economía. Todo lo contrario de lo que presagiaban los arúspices del uribismo y si Petro sigue siendo coherente, es posible que en Colombia se produzca un efecto parecido al que se produjo en México en las últimas elecciones.

De otro lado, aunque la derecha celebra las salidas en falso de Javier Milei y se hacen los de la vista gorda con lo que hizo Nayib Bukele en El Salvador para atornillarse al poder, otros vientos soplan desde el cercano sur y más exactamente en Bolivia donde el pueblo organizado pero valiente y contundente, conjuró un intento de golpe de estado encabezado por el general Juan José Zúñiga pero se encontró en la puerta del palacio presidencial a un mandatario muy muy bien parado y el gorila entendió, muy tarde por cierto, que los tiempos de los golpes violentos para socavar la democracia habían pasado hacía mucho tiempo.

El Presidente Luis Arce salió fortalecido porque el pueblo rechazó al orate que quería ‘restaurar la democracia’, la que le gusta a la derecha. Recordemos que mi coronel Luis Alfonso Plazas Vega en la retoma del Palacio de Justicia, con métodos casi calcados a los de Zúñiga alegaba que estaba ‘defendiendo la democracia, maestro’. Pues ese coronel enfrente hoy cargos criminales en una corte de los Estados Unidos y a su superior jerárquico el general Iván Ramírez Quintero lo acaban de condenar a 31 años de cárcel por desaparición forzada durante esa retoma.

Manuel Álvaro Ramírez R.
Magíster en Economía

Universidad de los Andes

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