Histórico Fallo: Reconocen a un perro como miembro de la familia en Colombia

El Tribunal Superior de Bogotá emitió una decisión histórica al reconocer por primera vez en Colombia la noción de una «familia multiespecie», un concepto que reconoce a las mascotas como miembros legítimos de una familia.

La decisión llegó después de que un hombre presentara una demanda contra su expareja por restricciones de acceso a su perro llamado Simona, que supuestamente lo estaba afectando emocionalmente después de su separación.

El caso había pasado por varios juzgados que no podían determinar quién era el competente para abordarlo debido a la falta de regulaciones específicas. Finalmente, el Tribunal Superior de Bogotá tomó el caso y emitió un fallo que marca un precedente importante.

La decisión se basa en dos requisitos: primero, que las personas reconozcan a sus animales como miembros de la familia, y segundo, que los animales asuman roles en el núcleo familiar. Para cumplir con el primer parámetro, las personas deben tomar decisiones emocionales y financieras que van más allá de satisfacer las necesidades básicas de sus mascotas. Esto podría incluir considerar sus necesidades durante eventos como mudanzas o divorcios, darles nombres o roles como hijos o hermanos en la familia.

El Tribunal señaló que la ley colombiana reconoce a los animales como seres sintientes y que existen deberes de protección hacia ellos. A pesar de la falta de regulaciones específicas sobre familias multiespecie, el Tribunal argumentó que no reconocer la protección de estas familias sería desconocer la interpretación actual de la Constitución Política.

Este fallo es un hito en la jurisprudencia colombiana y sienta un importante precedente para futuros casos relacionados con mascotas y familias multiespecie en el país. Establece que un juzgado de familia es competente para abordar asuntos relacionados con las mascotas que son consideradas miembros de una familia, incluso cuando no hay regulaciones específicas en el Código General del Proceso.

La decisión del Tribunal reconoce la importancia de las relaciones entre humanos y animales y busca garantizar el bienestar de los miembros de estas familias, tanto humanos como no humanos. El caso de Simona y sus dueños ha abierto la puerta a un enfoque más compasivo y comprensivo de las relaciones entre las personas y sus queridas mascotas en Colombia.

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