La buena papa…
Por: Martha Patricia Moreno Moreno (*)
Boyacá al celebrar el Día de la Papa, también le reconoció a la NASA, que considera a la papa, como el primer vegetal de cultivó en el espacio, por su capacidad para adaptarse a distintos ambientes. Un dato que ha conmovido a científicos y poetas como al nobel PabloNeruda, que le hizo una oda: ¡Oh papa universal delicia, no esperabas, mi canto, porque eres sorda y ciega y enterrada!
—Enterrada — digo, por un error del marketing, porque si la vendiera como el cultivo no cereal más importante y más extendido en el mundo, con todas las propiedades y beneficio de la vitamina C, los minerales el hierro, el zinc y su alto contenido de antioxidantes, pues seguramente los campesinos se convertirían en los productores estrella, por quienes se pelearían las multinacionales, y la papa dejaría de ser el humilde tubérculo mercadeado en bultos o puchos a la orilla de los caminos.
Esta raíz ancestralva más allá de ser un alimento básico en la dieta, ella representa el símbolo identitario y sustento para numerosas familias boyacenses, que venden casi el 70% de la producción a Colombia, especialmente a la zona costera, según las fuentes de Fedepapa.
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En este día 8, de un septiembre prodigioso, los invitó a juntarse con los amigos alrededor del fogón del caldo con papas, producidas allá tras de la montaña, a tres mil 500 metros de altura, donde el frío es infame y la sangre corre lenta, pero nunca violenta.
Y cuando le pongan una papa sobre el plato sepa que aprieta la mano pequeña y surcada como la corteza de la tierra, que significa el trabajo de una mujer, un niño o un hombre campesino, que llega como un milagro a su mesa para calmar con humildad el hambre.
¡Qué buena papa! Y cierro este texto, con la sencillez que proporciona un puré de papas, pero con la misma manía de opinar y con el antojo inaplazable de un plato con papas chorreadas.
Al borde: Sin pena ni gloria, Sogamoso celebró sus 213 años de asentamientos. El folclor oficial dio rienda suelta la lagartería: Yo te acredito, y tú me certificas. Yo me callo por ti, y vos te enmudeces por mí. Yo te ornamento y tú a mí me decoras. Condecoraos los unos a los otros.