El Arte de la Guerra en la versión de Carlos Amaya

Por: Punta de lanza

En la inauguración de su sede en Sogamoso, el candidato a la gobernación, Carlos Amaya, sin ningún reparo se deshizo de su deuda moral con la ciudad. Ahora, el Partido Verde tiene que asumir la responsabilidad de haber dado ese aval –refiriéndose al actual alcalde, Rigoberto Alfonso— endosando esa responsabilidad únicamente a Jorge Londoño y Wilmer Leal. Por tal razón, el Partido Verde, según él, no presentó candidato a la alcaldía.

Vale la pena revisar la lista de candidatos para entender cómo la estrategia política que Carlos Amaya ha amasado a lo largo de su trayectoria, en muchas campañas propias o en cuerpo ajeno, lo ha convertido en todo aquello que alguna vez prometió combatir: un astuto gamonal político que juega como billarista profesional a tres, cuatro o más bandas. No hace falta mencionar que tiene a disposición la maquinaria política de la gobernación, sus recursos y una chequera propia que, sin lugar a dudas, es igualmente sólida. Sus ocho años de gobierno departamental se lo permiten.

Amaya va de frente con Alejandro Gutiérrez, un candidato que ha cambiado repetidamente de coaliciones, partidos y movimientos, así como de aspiraciones. A pesar de esto, Amaya tiene en claro que Alejo sigue siendo el distractor y fusible constante en las campañas.

Junto a Katherine Escobar, quien, a pesar de haberse distanciado estratégicamente tanto de Rigoberto Alfonso, con quien trabajó y fue su ficha clave en la Secretaría de Hacienda, como de Amaya y Leal, a quienes debe su paso por varios cargos públicos, no ha logrado desligarse completamente de su cercanía y deuda con Amaya y su grupo.

Jorge Mayorga y Amaya son viejos conocidos en cuanto a pactos y acuerdos. Amaya lo nombró alcalde durante la sanción de Sandro Condia, lo que selló una alianza fuerte bajo un acuerdo implícito de silencio.

Cristóbal Rodríguez, hoy la figura insigne de la maniobra de todos contra Mauricio, “tocoma”, y cercano a Amaya, desempeñó un papel importante en el nombramiento de Mayorga, actuando en calidad de consigliere. Además, en su círculo cercano cuenta con la presencia activa de un Condía renovado, quien previamente pasó por la unción verde en Paipa.

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La ingeniera Vanessa Pérez, poco a poco demuestra ser el candidato sorpresa de Amaya, de quien dicen ha estado recibiendo su asesoramiento en comunicaciones no solo en el presente, sino desde hace mucho tiempo.

Todo indica que este hábil estratega político está llevando a cabo un ardid complejo en Sogamoso, la ciudad que lo acogió durante su época de estudiante. Ahora, no duda en insinuar que podría repetirse la historia de abandono de la Gobernación (de llegar de nuevo) que vivió la ciudad bajo la administración de Condía si alguien alcanzara tan anhelada dignidad sin su respaldo y aprobación.

Siguiendo la sabiduría de Sun Tzu en El Arte de la Guerra, Amaya traza su estrategia política con maestría, para hacer valer su voluntad, ya sea a través de la astucia taimada o, en caso de su fracaso, mediante la amenaza disfrazada.

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