La Personería de Sogamoso tampoco sirvió
La Personería de Sogamoso lleva mucho tiempo en lo que podría catalogarse como en interinidad. Desde hace ya casi tres administraciones, doce años, han cambiado, devuelto, nombrado, renombrado etc. numerosos personajes que han fungido como personeros. Durante todo este tiempo se han escuchado comentarios, rumores y chismes sobre la forma como han sido nombrados por el Concejo Municipal. Una de las constantes que se observa en todas estas consejas e interpretaciones es que el factor dinero –coima— es el que ha estado detrás, presente o por debajo de los escritorios de algunos concejales.
Luego de todos esos años durante los cuales quienes han ejercido el cargo, con mayor o menor tiempo. Poco se escucha afirmar que los personeros, pasantes encargados, cumplieron de manera responsable y a cabalidad con las funciones del cargo. La lista, que solo incluye la ejecución del presupuesto con contratos de prestación de servicio, pago de viáticos, asistencia a quejosos menores, redacción de derechos de petición o reclamaciones por la prestación de servicios públicos u otros, es tan simple esa lista –digo— que únicamente les han servido para cumplir en sus obligatorias rendiciones de cuentas.
En cuanto a las otras funciones, que son numerosas y muy importantes para la ciudadanía y la buena marcha de la administración municipal, la Personería ha estado brillantemente ausente.
De la salvaguarda y promoción de los Derechos Humanos en Sogamoso, de la Personería poco y nada se escuchan opiniones o recomendaciones. Si fuera por sus informes la ciudadanía de Sogamoso está rodeada por algún país nórdico.
Lo de “Vigilar el ejercicio eficiente y diligente de las funciones administrativas municipales”, pareciera que Sogamoso ha gozado de unas alcaldías y funcionarios a toda prueba: sin tacha ni enmendaduras.
Su función de “velar por el adecuado cumplimiento a la a la participación de las asociaciones cívicas, sindicales o comunitarias con el objeto de que constituyan mecanismos democráticos de representación y vigilancia de la gestión pública municipal que establezca la ley”, ha sido muy pobre o menos que mediocre. Se presentó el caso de que, en una reunión de comunales, al solicitarle al delegado de la Personería la verificación del quorum, este cometió el desatino de delegar, esa función tan elemental de vigilancia, en funcionarios del orden municipal. Precisamente delega en quienes tiene y debe vigilar. Únicamente con observar cómo se encuentra el panorama dentro del movimiento comunal repleto de crispaciones y de odios, se puede constatar la inutilidad de los funcionarios a quienes les paga el ente municipal denominado Personería.
Para evitar ser extensos en lo referente a su estricta vigilancia sobre la distribución y “exacta inversión de las rentas municipales”, definitivamente la Personería de Sogamoso ha estado mirando para otros horizontes. Sus expresiones las pronuncian con tan bajo volumen que poco se escuchó decir sobre el estadio, la Plaza Seis de Septiembre, el aeropuerto, la construcción de la nueva sede de Coservicios y su inmenso gasto en prestación de servicios de la empresa. Tantos silencios y omisiones darían a pensar que Sogamoso no requiere este organismo de control.
Sin embargo, en días pasados ese ente revivió en los medios con una noticia que, aunque simpática, y que despierta la solidaridad de los niños hoy muy sensibles con el maltrato animal. A estas horas pedir la aplicación de la ley 2138 de 2021 –para exigir que se dé solución y protejan los caballos destinados al transporte y a sus propietarios— es una acción retardada o atrasada o como se deba decir.
Muy loable su recién salida mediática en pro de los animales y sus amos, pero es que han ocurrido muchos sucesos desde que empezó esta administración y ni siquiera la disculpa de la pandemia le es útil porque sus resultados son muy magros y frágiles.
Infortunadamente, esta es otra institución, que durante estos pronto finalizados cuatro años, poco o nada le ayudó a la ciudadanía de Sogamoso. Tampoco sirvió.
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