Lo que tenemos es presidente

Por Manuel Álvaro Ramírez R. (*)

Esta semana estuvo movida para el presidente. Comenzó con el balconazo, continuó con la aprobación del Plan Nacional de Desarrollo y terminó con la gira internacional por España donde fue recibido con honores excepto por los 56 diputados de extrema derecha que, por muy europeos que sean, representan lo más retrógrado de la sociedad actual, aquella que se aferra al pasado, a la exclusión y al clasismo. Vamos por partes.

El llamado balconazo fue una alocución conmovedora, pronunciada por un primer mandatario, evocando la ‘Revolución en Marcha’ un discurso liberal, pero no del partido que lleva ese nombre, que nada tiene que ver con sus orígenes, porque en Colombia ese partido es una organización de derecha, sino un discurso emotivo dirigido a los trabajadores que en su día salieron a respaldar las reformas que propone el Gobierno y que las momias que dirigen los partidos tradicionales se obstinan en desconocer. No lo hubiera hecho mejor ningún sindicalista. Pronunció una palabra que asustó a esa dirigencia anquilosada, la palabra ‘Revolución’. Pero además, invitó a la gente a movilizarse para exigir las reformas y eso produce salpullido en una clase acostumbrada a legislar y a gobernar a espaldas del pueblo y casi siempre contra éste. En todo caso, Gustavo Petro debió sentir el apoyo con que cuenta y su cercanía con el pueblo que lo eligió que tanto irrita a la extrema derecha.

De allí salió para España a reunirse con la realeza por razones protocolarias y con su homólogo y el parlamento por razones prácticas. A diferencia de su antecesor no quedó como un mandadero llevando saludos y mensajes de que al rey Felipe VI un exmandatario lo quiere mucho. Fue recibido con los honores correspondientes a un jefe de Estado y estuvo a la altura de las circunstancias. Luego se dirigió al parlamento donde fue aplaudido de pie. Esto es un acontecimiento nada despreciable porque significa total sintonía con un auditorio compuesto por parlamentarios demócratas muy estructurados. Los miembros del partido Vox, lo que equivale al uribismo español, o mejor el uribismo criollo representa el ala franquista de la Madre Patria, encabezados por su líder Santiago Abascal, se pararon y se fueron en señal de protesta porque ‘no lo pueden considerar un demócrata’ fue la frase que pronunció la cabeza visible de Vox, que es algo así como una versión masculina de María Fernanda Cabal. En todo caso, quienes se quedaron, respondieron con un cerrado aplauso que hizo decir al mandatario colombiano que le hubiera gustado recibir un aplauso así de prolongado cuando era congresista en Colombia.

Digámoslo claro, Álvaro Uribe, maestro en medir capacidades, sobre todo las de sus enemigos, lo había pronosticado en términos muy precisos: ‘El doctor Petro es muy peligroso, porque es muy inteligente’ y eso significa que quizás a otro le podrían mover el piso con el denominado ‘golpe blando’, pero con Petro las cosas son a otro precio, aún con un parlamento en contra tenemos un presidente tan capaz que ha puesto contra las cuerdas a la dirigencia de los partidos tradicionales y ha generado divisiones internas que incluso podrían provocar una ruptura dentro de dichas colectividades. Han tratado de acorralarlo de todas las formas posibles, pero Petro ha dejado muy en claro que no se trataba de llegar al poder a hacer reformas cosméticas sino reformas realmente estructurales que le devuelvan al pueblo parte de su dignidad que ha sido tan pisoteada durante tanto tiempo.

Y para cerrar, se aprobó el Plan Nacional de Desarrollo en el Senado y Cámara de Representantes, lo que constituye un nuevo avance en materia de gobernabilidad y deja con un palmo de narices a quienes dicen que estamos en una dictadura. Extraña dictadura donde todo lo que haga el ejecutivo tiene que pasar primero por un parlamento en contra. Ya tendremos oportunidad de comentar sobre este aspecto tan traumático.

(*) Magíster en Economía

Universidad de los Andes

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