Opinion

MAL EJEMPLO MATA BUEN CONSEJO

Por: Rafael Antonio Mejía Afanador

Sin temor a equivocarme, podría afirmar categóricamente que es el ejemplo el que verdaderamente educa. Ninguno de nuestros padres o maestros es o fue perfecto. Ellos -al igual que nosotros– tenían sus pecadillos de una u otra índole. 

Recuerdo que, en la universidad, donde se pasa una de las más memorables épocas de la vida, solíamos hacerles el quite a las clases que nos parecían aburridoras. Una de ellas era Latín II, que orientaba el profe Antonio Sanabria, padre del maestro Sanabria del grupo folclórico Otrora. 

Pues cómo les parece que antes de una de esas clases nos quedamos comiendo empanada con el amigo Hermes Mejía y cuando llegamos, el profe nos había cerrado la puerta y les hizo una evaluación a los demás, que consistía en copiar ¡sólo copiar! el cuadro de las cinco declinaciones latinas en una hoja. Nos tocó padecer todo el semestre sacando buenas notas para medio arriscar a un 2,8 o 2,9. Nos salvó que llegó el buena gente de Manuel Motta Ávila en reemplazo del profe Sanabria quien se enfermó, si no, estaría todavía varado en sexto semestre.

Sin sermones… sin amenazas y sin estar presente, el profe Sanabria nos enseñó que la clase es a las tres, no a las tres y cinco y fin de la discusión.   

Muchas veces, nuestros padres con su forma de hablar –el tono, diría yo– nos enseñaron a ser prudentes, a callar cuando se debe callar, a solicitar el uso de la palabra, a agradecer, a pedir el favor y otras sutilezas más que nos hacen quedar muy bien. El buen ejemplo. 

Si uno ve leer en su casita o le leen antes de acostarse y le compran de vez en cuando un libro, pues ahí está el ejemplo. Si las discusiones se dirimen a punta de gritos y palabrotas, pues, ahí también está el ejemplo.

Por esta razón, los medios masivos de comunicación tienen una responsabilidad enorme (ellos creen que no, pero sí) frente a la formación de nuestros jóvenes. No estoy en plan pacato o de sermonear, pero para citar un pequeño gran ejemplo, en el dial de las emisoras rumberas suelen sonar unos esperpentos, (los científicos musicales clasifican esa vaina como “música”), llamados reguetón, cuya médula es despotricar y reducir a la mujer a su mínima expresión. 

Lo curioso es que, por alguna extraña razón, a muchas niñas les fascina que las rebajen. ¡Plop! ¿Cómo encajan aquí algunos personajes llamados DJ? (diyéis, les dicen) Pues la respuesta es una pregunta: Señor DJ, si usted tuviera una hija de unos 10 o 12 años, ¿se pondría a cantar alegremente a dúo en su emisora a grito herido con Maluma su ópera máxima “Cuatro babys”? ¿O con J. Álvarez y Lui-G 21 Plus la brillante poesía “Daga Adicta”? No cito más ejemplos porque da náuseas. ¿Cree, amigo DJ, que es gracioso y constituye un buen ejemplo para sus hijas, o cuando las tenga? ¿O muy edificante para su señora madre? ¿Usted programaría en su emisora ese tipo de ‘música’ para alegrar los 15 años de su hija? ¿Sería que Dionisio Pinzón, el pregonero de El gallo de oro, se hubiese prestado para pregonar grosería e inmundicia con el pretexto de que por eso le pagaban?

Siguiendo con malos ejemplos, si por la parrilla musical llueve, por los lados de algunos periodistas no escampa. ¿Cómo les parece la ‘entrevista’ de la periodista española Eva Rey a un sujeto llamado Emilio Tapia? 

Para refrescar la memoria (tan de moda ahora la expresión) este señor, en el carrusel de la contratación, año 2008, fue imputado por cohecho e interés indebido en la celebración de contratos, chistecito que le resultó en una condena de 17 años, pero la divina providencia hizo que le rebajaran ese pecadillo a sólo siete y cinco meses. Como maña vieja no es resabio, el demonio lo tentó otra desafortunada vez y el pobre hombre recayó, esta vez en Centro poblados (los 70 mil millones) y Emcali (ahí no fueron sino seis mil milloncitos)… y como el diablo es puerco, lo hizo pecar, esta vez en forma de peculado (rebujque, como dicen ellos), fraude procesal y falsedad en documento privado, horrible tentación que le dejó como penitencia pasar seis años y cuatro meses de su emprendedora vida en una prisión como la de La calandria, toda una tragedia familiar. 

La adorable Eva le hizo la entrevista para sus plataformas digitales (que es el escampadero de los periodistas que, cuando tienen medio, rajan de las plataformas digitales) y lo hizo aparecer más o menos como una inofensiva y simpática hermanita de la caridad. Lo del contenido sexual explícito de la mencionada entrevista no debe ser escándalo, como lo fue para algunos. El quid del asunto es que un medio periodístico así sea digital, no debe ser para lavarles la cara a los delincuentes. ¿Cuál es el mensaje que se le da al público subiendo esa clase de contenidos? ¿Acaso no hay personas valiosas para mostrarles su “lado amable”?

Lamentablemente algunos periodistas, creadores de contenido y opinadores siguen el mal ejemplo de meter la pata (de buena o mala fe) y hacer un video con carita de yonojuí disculpándose, porque son más los que les paran bolas a las meteduras de pata que a las rectificaciones y retractaciones: y obvio, más fácil pedir perdón que permiso.

PREGUNTA CHIMBA: ¿Alguien sabe si hay algún formulario para descargar de la web, renunciando al pago de horas extras, de festivos, al recargo nocturno, al contrato a término indefinido, a un permiso remunerado cada seis meses por usar bicicleta, auxilio de conectividad y a otros beneficios que otorga la ley? (es para un amigo).

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