Opinion

MUJERES ADMIRABLES

Por Lizardo Figueroa

En nuestra cultura patriarcal, marcadamente machista, que aún persiste y que para nuestra fortuna se ha venido superando, no por concesión de los hombres, sino merced a una lucha sostenida y valiente de las damas, ganada progresivamente con estudio, esfuerzo y disciplina hasta ubicarse en el sitial de honor que desde siempre les fue negado, conquistado con sobrado mérito.

Hoy la inteligencia femenina es una ganancia importante en el desarrollo de nuestra civilización moderna.

Numerosos son los ejemplos de incursión femenina en todos los campos del devenir de la humanidad como la política, la ciencia, la academia, la literatura, la música, el deporte, la tecnología, en fin.

En la historia mundial relativamente reciente, primeras ministras o presidentas como Golda Meir en Israel, Indira Gandhi en la India, Margaret Thatcher en Inglaterra, Angela Merker en Alemania, Erna Solberger en Noruega, Michelle Bachelet en Chile o Claudia Sheimbaum en México, marcan hitos en el destino de sus países.

Se lamenta el que, en países subdesarrollados, la secular segregación de sus mujeres haya retardado tanto el progreso; solo cuando sus derechos fueron permitidos, el avance de sus sociedades es evidente.

Colombia, en su larga trayectoria republicana no ha tenido la ventura de ser dirigida por una presidenta; va siendo hora de generar las condiciones que posibiliten esa oportunidad.

Haciendo las salvedades de rigor, pocos han sido los jefes de Estado que han marcado los avances sociales que tenemos; el común de ellos solo tuvo las formalidades de figuración y protocolo burocrático; algunos incluso, hay que decirlo, su paso por el poder apenas marcó un registro solo de tinta y papel en los libros del olvido; otros, de ingrata recordación por sus cuestionados gobiernos.

Curioso observar en estos tiempos, cuando el milagro de la internet ha hecho visible lo que antes era hermético y convenientemente ocultado; transitamos por una sucesión de destapes y escándalos de corrupción casi a diario; la vergonzosa noticia de ayer es superada por la de hoy y la de mañana siendo todavía peor.

Y frente a esta desventura, resulta desalentador que una franja numerosa de la sociedad haga lo del avestruz, cuando no, para el colmo, aplaude a rabiar a los corruptos; pareciera que la trampa, las jugadas perversas, el uso de las más ingeniosas maneras de saqueo del erario están a la orden del día, hechas en su mayoría por adanes de barba.

Sin embargo, en este ambiente de descaros, inescrúpulos e impunidades a los que al parecer nos hemos acostumbrado, ciertos acontecimientos recientes se constituyen en hitos esperanzadores, cuyas protagonistas son distinguidas damas de gran estatura intelectual y honorabilidad, que brillan con luz propia en este ambiente de penumbra y oscuridad ética en la política y la administración de los poderes del Estado.

Ellas son las Doctoras Sandra Liliana Heredia (Jueza), Marlene Orjuela (Fiscal delegada) quienes desde sus profesiones y cargos devuelven la majestad de la justicia.

De destacarse también la diplomática Leonor Zalabata (Indígena) nuestra embajadora ante la ONU, las letradas e investigadoras Bárbara Muelas (Indígena) y Mary Grueso (Afro) recién nombradas Miembros Correspondientes de la Academia Colombiana de la Lengua.

Lecciones de vida de mujeres impecables, orgullo y ejemplo para los compatriotas comprometidos con la transparencia y eficiencia en el servicio público.

Cómo no reconocer también el honroso papel de las jovencitas de la Selección Colombia que lograron llegar a la Final del Campeonato Suramericano 2025, enfrentándose nada menos que a sus homólogas de Brasil.

Han escalado nuestras distinguidas féminas, desde que en tiempos de los gobiernos de los boyacenses Enrique Olaya Herrera, cuando se logró para ellas su cédula de ciudadanía y en el mandato del General Gustavo Rojas Pinilla su derecho al sufragio.

Que sigan brillando las colombianas, en la ruta del desarrollo de la patria.

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