Opinion

HASTA QUE EL MUNDO SE ACABE

Por: Rafael Antonio Mejía Afanador

Hace muchos, pero muchos años, unos 2,5 millones, el homo habilis comenzó a desarrollar la capacidad de comunicarse. Al comienzo fue el lenguaje gestual, con lo cual se puede asegurar que aprendimos primero a hacer pistola que a decir hijue#@&*. 

Ya bien bañaditos, comiditos y habladitos, desde la antigua Grecia, Diógenes, el mismo de Sinope, le levantaba el dedo medio a Demóstenes porque pensaba que hablaba demasiado. Es un gesto fálico que se ha constituido como la agresión reina en el lenguaje no verbal. Está soberbiamente acompañado por esa polifacética señal, muy colombiana, hecha con el índice y el pulgar alrededor de la nariz y que se utiliza, obviamente, para insultar.

Hace, en promedio, unos cinco mil años, el humano comenzó a sacarle la piedra a sus congéneres por escrito. Así fue como fueron apareciendo en Mesopotamia, Egipto y, para variar, en China, los ideogramas y jeroglíficos. Por estos lares, los incas se unieron a la fiesta con sus quipus. Los fenicios y sumerios también nos echaron una manita y con su escritura fonética cuneiforme, grabando en arcilla con palitos o cuñas. Todo con tal de decirle al otro cuanta vaina se nos ocurriera. Desde un piropo hasta una vaciada, desde un chisme hasta una gran verdad. 

En un comienzo, el lenguaje escrito tenía una función claramente utilitaria, bastante pragmática: contabilizar bienes y recursos como ganado, bultos de trigo, etc. Después, para dejar constancia de contratos y acuerdos y, posteriormente, codificar leyes y reglas sociales, como es el caso del código de Hammurabi.  

Por los lados del siglo VI a.C., nuestros amigos los griegos, a la manera de los actuales chinos, copiaron el truco de sus vecinos, los fenicios, para enseñarles a los jóvenes y preservar la Ilíada y la Odisea. Obvio, era más fácil leer lo escrito que escuchar y memorizar los casi 16 mil versos de la Ilíada. Antes de la escritura, a esos pobres chicos les quedaba medio griego aprenderse completica la obra de Homero. Menudo ahorro de tiempo, ¿cierto?  

Pero ahora la gran utilidad moderna del lenguaje es: demostrar poder. Sí señores, cómo les parece. Por eso el empleado que llega tarde habla duro, gesticula y pone cara de perdonavidas para que el jefe no le diga nada. El papá bravucón grita y manotea en la mesa para que el niño se tome la sopa (cuando hay para la sopa) y la señora grita a todo volumen y gesticula cuando el marido anuncia chico de tejo con los amigotes. Y por supuesto, los dueños del planeta salen por las redes sociales a vociferar con cara descompuesta, ojos desorbitados, echando babaza y salidos de los chiros anunciando sanciones a los países que no les hacen caso.   

Ese cuentico de la descertificación de Míster Trump a Colombia tiene un sospechoso parecido con un documento colonial que quería posar de “jurídico”, redactado por un tal Juan López de Palacios en 1512, con el fin de justificar moral y legalmente las atrocidades de la conquista de América ante los ojos de la Corona española y su Santa madre Iglesia. Así como lo leen.  

Dicho texto era totalmente incomprensible para los indígenas, pues no hablaban español ni comprendían la cosmovisión cristiana. Para rematar, tenía vainas en latín que de pronto ni los mismos españoletes entendían, chévere, ¿no?

Así están Míster Trump y sus gringos cuando sacan un papelito quitándonos una certificación, que nadie los ha autorizado a dar, en donde desconocen lo que aquí se ha hecho con el asunto del narcotráfico. ¿Alguien les ha dado la potestad de expedir certificados de buena conducta a los demás? Lo cierto es que no ven más allá de sus empolvadas narices que estamos cambiando muertos por dólares. Y, claro, los muertos se quedan aquí y los dólares allá. 

Juzguen ustedes si estoy hablando paja: El documento aludido, llamado El Requerimiento, tenía unas perlas que hoy dan risa, pero cobran vigencia con el asunto de la tal descertificación. Veamos algunas: el famoso requerimiento proclamaba que Dios había otorgado autoridad universal al Papa, quien a su vez la delegó al rey de Castilla para gobernar las tierras recién descubiertas y se las otorgó al rey “en calidad de donación” (…) “según se contiene en ciertas escrituras”. Ordenaba a los indígenas someterse pacíficamente al dominio español sin chistar. Nuestra arrodillada oposición ‘inteligente’ sí lo interpreta, lo aplaude y lo cumple al pie de la letra. 

¿Y qué pasaba si el indígena se negaba a hacer caso? Se consideraba causa legítima para la guerra («bellum iustum»), y se le responsabilizaba de cualquier daño que sufrieran: “Os certifico que con la ayuda de Dios entraremos poderosamente contra vosotros, y os haremos guerra por todas las partes y maneras que pudiéramos, y os sujetaremos al yugo y obediencia de la Iglesia y de Sus Majestades, y tomaremos vuestras personas y de vuestras mujeres e hijos y los haremos esclavos, y como tales los venderemos y dispondremos de ellos como Sus Majestades mandaren, y os tomaremos vuestros bienes, y os haremos  todos los males y daños que pudiéramos, como a vasallos que no obedecen (…) y protestamos que las muertes y daños que de ello se siguiesen sea a vuestra culpa y no de Sus Majestades, ni nuestra, ni de estos caballeros que con nosotros vienen”.   

¿Encuentran algún parecido? Toda esta pisoteada a nuestras tierras, según el documento de marras, iba “hasta que el mundo se acabe”

Claro que hoy los gringos van un poquito más allá: les dan a sus contratistas la reconstrucción del país que vuelven m… y de contera, los invadidos les salen a deber. Una maravilla.

La única desertificación que sí debería preocuparnos es la de nuestras selvas y páramos porque de la otra… Lo tenaz es que entre 1512 y 2025 han transcurrido 513 años y nuestros líderes, padres de la patria y salvadores de la derecha van a seguir pelándose las rodillas ante los del norte, quizás hasta que el mundo se acabe.

Pregunta chimba: Qué opinan de esto que dijo Bob Dylan: ¿Cuánta gente tiene que morir hasta que nos enteremos de que mucha gente ha muerto? 

Pregunta chimba 2: No es por ser cizañero, pero ¿será que el señor Trump viene tras de los huesitos del petróleo venezolano?

Publicaciones relacionadas

Mira también
Cerrar
Botón volver arriba