… ¿Y dónde está la coherencia?
Por: Néstor A. Giraldo Mejía
Uno no termina de entender cómo es que hay senadores de la República y representantes a la Cámara que pregonan la paz, se declaran combativos contra la inseguridad y anuncian programas para crear empleo pero, por otro lado, votan en contra, precisamente de una actividad que genera paz, no genera inseguridad y mantiene ocupados a quienes en ella laboran, como es la actividad taurina.
Pues bien. No saben el daño que están haciendo a estas gentes que viven del toro.
El ganadero cría sus productos, pero a su lado está el mayoral, los vaqueros, los operarios de la finca, las mujeres que se encargan de la alimentación de todo este conglomerado, los veterinarios, los conductores que transportan el ganado, los empleados informales que venden sus productos en una plaza de toros, los taquilleros, el personal que se requiere el espectáculo taurino, como porteros y acomodadores, restauranteros, hoteleros, agencias de viajes, bares y tascas, asesores y personal que está vinculado a los toreros como banderilleros, picadores y mozos de espada y un sinnúmero de fuentes de empleo más.
Se han empeñado en acabar con todo lo anterior, personajillos del congreso como Andrea Padilla Villarraga, Esmeralda Hernández y Juan Carlos Losada quienes, con sus áulicos, promueven la desaparición total de los festejos taurinos, dejando en la calle a quienes de esta actividad obtienen su sustento.
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Un país con problemas complejos de desigualdad social, carente de salud, educación y seguridad, sin embargo, los parlamentarios prefieren que se extienda el desempleo con miles de familias que viven de la actividad taurina.
En Manizales, por ejemplo, ¿cómo se suplirán los réditos que deja la Feria y que son donados para el Hospital Infantil de La Cruz Roja? ¿Hay estudios y concertación con los ministerios de trabajo, cultura, hacienda, agricultura y educación para los respectivos programas de reconversión en cada uno de los campos anotados?
¿Están disponibles los recursos para la indemnizaciones correspondientes por los daños y perjuicios causados al prohibirse en todo el territorio nacional las actividades y practicas taurinas?
Así las cosas, el trámite legislativo ya es pasado en el Senado con la desconcertante aprobación del proyecto prohibicionista. Viene el debate en la Comisión sexta de la Cámara con su respectiva plenaria; es allí donde el apoyo del representante a la Cámara, Cristian Garcés, quien lidera la defensa de los derechos de esta minoría junto a otros consecuentes y coherentes congresistas, se definirá el futuro de una actividad milenaria, de un ceremonial incomprendido y atacado sin conocimiento de causa por fundamentalistas que coartan libertades sin ocultar sus prácticas totalitarias, arbitrarias, abusivas e injustas.