CON SU MÚSICA A OTRA PARTE

Por: Rafael Antonio Mejía Afanador
No todo ha de ser malo en las redes sociales. Recuerdo como si fuera ayer cuando lo más tecnológico que teníamos para acceder a la música de nuestro gusto era una grabadora de casetes y esperar con el dedo ya encalambrado a ver si en La Voz de los libertadores salía nuestra canción favorita para presionar el botón REC y poner las manos en forma de oración para que al locutor no se le ocurriera pegar un alarido en la mitad del disco.
En mi natal Paz de Río no sabíamos qué era una tienda de discos. Tocaba ir hasta Duitama o Sogamoso en tren y gastar lo ahorrado comprando un disco long play o mínimo uno de 45 RMP, con lo cual quedaba confirmado lo del refrán “sale más caro el lazo que el marrano”.
Otra opción era ir adonde mis amigos Abimael Abril o Enrique Vega para que me prestaran lo último de Camilo Sesto, Sandro, El disco del año o 14 cañonazos bailables y grabarlo en casete. En últimas, tocaba ir a donde Jorge Riveros y sacar a escondidas algún disco de su hermana Janeth y rogar por nuestras vidas para que no nos fuera a pescar sacando a hurtadillas sus tesoros.
Y ya lo último último era pasear por el parque y esperar a que Enrique Riveros pusiera música en la corneta de la casa cural. Eso sí, el sonido era espantoso, pero algo es algo, pensábamos en aquellos tiempos.
Ahora, con la tecnología, podemos escoger entre Google music, Spotify, YouTube, Facebook y decenas más de embelecos.
Fue precisamente en Facebook donde vi un video corto, de esos que llaman “reel” en el cual el protagonista pone a sonar una canción de Nino Bravo con tremenda letra romántica, sublime, sensible y con una musicalización exquisita. Antes de cantar Nino, el presentador dice: Cuándo pasamos de esto (y ahí suena Nino) a esto: y ahí suena un reguetón con toda la vulgaridad, ordinariez y estupidez de su letra, acompañada de una construcción musical paupérrima, monótona, repetitiva y simplona y un cantadito que ni se diga, parece que le hubieran arrancado todos los dientes y estuviera esforzándose para que no se le caiga la prótesis dental. No sé si un sujeto de esos tenga o no formación musical pero lo evidente, lo que se ve ahí por encimita es que, la gran mayoría, no tiene ni la más mínima idea. Él y muchos de estos que se hacen llamar cantantes… “artistas”.
Recuerdo alguna vez que don Juan Gossaín, en su noticiero, escuchó una canción de un artista español (que uno no sabe si está cantando o hablando) y decía: “Caray, ¿eso es cantar?” Bueno, la cosa es que entre gustos no hay disgustos y tener mal gusto no es delito, cada quién puede hacer de lo suyo un avispero, pero habría que plantearnos cómo podemos conceptualizar la palabra arte, dónde comienza el arte y dónde termina la chabacanería o viceversa.
Kant argumentaba que la belleza es una experiencia subjetiva, un juicio basado en el placer desinteresado que sentimos al contemplar una obra de arte; en nuestro caso, escuchar. Creo que algo va de Mozart o Vivaldi a esto que algunos llaman a la ligera “arte”.
Nietzsche, por otra parte, consideraba el arte como una manifestación de la voluntad de poder y una afirmación de la vida, obviamente cuando el arte se expresa con decoro, con belleza y sentimiento. Para otros, lo importante es la idea de que el arte tiene un valor intrínseco y no debe ser juzgado únicamente por su utilidad o función social, es decir el arte por el arte.
El concepto de belleza es altamente subjetivo, pero es que en este caso sí, a gran parte de estos cantantes… ni se les entiende lo que cantan. ¿Los han escuchado sin auto tune? Para aclarar, el auto tune es un software corrector de tono musical, mediante un algoritmo –ahora inteligencia artificial– que corrige automática e instantáneamente las notas cantadas. Así el personaje se desafine tocando la puerta, el auto tune lo corrige mientras su delirante fanaticada cree que está escuchando música.
No importa cuán estrafalario pueda resultar un músico, o que sea gay, trans o macho machote y se fume hasta el cilantro de la changua, total la pinta es lo de menos, el asunto es que cuando hay TALENTO, estudio, dedicación y esfuerzo, lo de la pinta no es trascendente, igual, el hábito no hace al monje. Observen en este video que, así el artista sea estrafalario o más raro que un perro azul, desde que haya talento… no interesa. Me cuentan: YouTube- Love is love
Pero bueno, eso es lo que los medios les ofrecen actualmente a los jóvenes. Obvio, no hay que generalizar, pero no importa lo vulgar y mediocre que pueda ser una letra o lo monótona y sosa que pueda ser una musicalización, lo que parece es que se mueven muchos intereses económicos detrás de un proyecto musical de semejantes características que rebaja la dignidad de la mujer a su mínima expresión. Hay unas letras de un tal Bad Bunny o de un tal Maluma que harían sonrojar al Marqués de Sade.
Yo, por lo menos, cuando estoy escuchando una emisora e irrumpe una cosa de ésas inmediatamente los mando con su música a otra parte.
ADDENDA: ¿Cómo les pareció el nombramiento del nuevo Ministro de Defensa? Como a ciertos sectores no se les tiene contentos con nada, mínimo irán a decir que como es boyacense…