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Descubre tu Fortaleza en la Soledad

En el vasto territorio entre la soledad y la desolación, encontramos un espacio de reflexión y autoexploración que merece ser abordado. La soledad, lejos de ser un vacío, es la presencia plena de uno mismo, una experiencia positiva que nos invita a celebrar nuestra esencia sin depender de la presencia de otros.

Cuando nos hallamos solos, no estamos desolados, estamos en nuestra propia compañía. Es fundamental comprender la diferencia entre estos dos estados. La desolación, en contraste, se manifiesta como un estado negativo, donde la ausencia de otro se convierte en una carencia. La añoranza por la presencia de amigos, familiares o seres queridos nos sumerge en la desolación.

En la ausencia de un «otro significativo», la elección de cómo enfrentar la soledad recae en nosotros. Podemos optar por sentirnos desolados y amargados o, por el contrario, celebrar la libertad que la soledad trae consigo. En esos momentos, es esencial tomar conciencia de nuestra percepción del aislamiento y asumir la responsabilidad de la elección que hemos tomado.

En el budismo, Gautama Buda,  legó una valiosa enseñanza al instar a sus discípulos a «ser una luz para sí mismos». Esta máxima nos recuerda la importancia de cultivar la capacidad de encontrar nuestro camino en la oscuridad, prescindiendo de compañía, mapas o guías externas.

En este viaje introspectivo, descubrimos que la soledad no es un vacío que deba llenarse, sino una oportunidad para explorar nuestra propia esencia y brillar con luz propia.

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