Opinion

¿Día del trabajo? O de respaldo al gobierno.

No nos digamos mentiras, los sindicatos hoy en Colombia no tienen mayor capacidad de convocatoria y el fenómeno vivido el miércoles en las marchas en todo el País, pero sobre todo en Bogotá no se explican por la convocatoria hecha por las centrales obreras, por lo menos la mayor parte de los participantes, sino por la que hizo el presidente Gustavo Petro.

Decir que el Presidente se apropió de la marcha de los trabajadores es desconocer la evolución del sindicalismo en Colombia, porque si algo ha caracterizado al movimiento organizado en los sindicatos es su decadencia que se explica por dos razones fundamentales: el paramilitarismo y el neoliberalismo económico, casi podría afirmarse que no hubiera sido posible la implantación del segundo sin el apoyo armado y violento del primero, y para probarlo veamos los siguientes datos:

En un estudio realizado por la Universidad Externado de Colombia, se muestra que el número de afiliados a sindicatos en 1980 fue de 1’050,000 y si tomamos como el año de la llamada apertura económica que tuvo su auge a partir de 1990 durante el gobierno de César Gaviria, la cifra bajó a 890,096. Adicionalmente la llamada densidad de sindicalización que es la relación entre el número de sindicalizados dividido por el de la Población Económicamente Activa bajó de 12,3% a 6,6% para el primero y segundo año analizados respectivamente.

Dicho de otra manera, mientras en 1980 de cada 100 trabajadores en nómina o potenciales, había un poco más de 12 afiliados a un sindicato; en 1990 ese número era exactamente la mitad. En 2002, que es hasta dónde llega el estudio, había 862,297 afiliados a una de estas organizaciones y la densidad fue de 5,2% y para 2023, según estimaciones propias con información del Ministerio del Trabajo y del DANE, se estima que la densidad apenas si llega al 4%. En corto, salvo los sindicatos de la USO, los maestros agrupados en Fecode, los trabajadores estatales y uno que otro sobreviviente de algunas industrias y bancos no hay capacidad ni de asociación de manera que la de convocatoria es sumamente limitada.

Lo ocurrido en Bogotá fue simplemente fenomenal, como lo dijo Petro, no llenamos la plaza sino todo el centro y eso significa que la gente apoya las reformas y pese a la desinformación, la guerra mediática y las calumnias, se le cree al presidente. Razones tiene la élite económica para estar preocupada, porque la población se está informando por medios alternativos y está adquiriendo cierto nivel de cultura política, gracias a periodistas muy estructurados como Antonio Morales con su Café Picante, Hollman Morris en RTVC, así como tipos irreverentes pero estudiosos como Levi Rincón para no mencionar sino algunos a quienes he escuchado sin dejar de lado otros bastante buenos, todos jóvenes, muy activos en las redes sociales.

Esa manifestación, cargada de simbolismos, quedó como una impronta en el cerebro de las personas, no hubo hostigamientos por parte de la fuerza pública y así como se respetaron los derechos de la élite recalcitrante en su marcha del 21 de abril, cuyos discursos de odio, barbarie y violencia quedaron retratados en sus propios videos que pusieron a circular asimismo quedaron los de la juventud esperanzada, alegre, contestataria y dispuesta incluso al sacrificio para defender sus intereses.

La derecha de siempre no dejará de atacar, lo sabemos. Pero también sabemos que los excluidos de siempre, por primera vez sienten que este no es un gobierno cualquiera, no es más de lo mismo como quieren presentarlo los medios del establecimiento, este es otro tipo de Gobierno: Su Gobierno. El de las negritudes, de los indígenas, los campesinos, los desempleados, los ancianos, las mujeres, los jóvenes marginados de los barrios ídem y toda esta gente que abraza a Petro con cariño, es la que le envió un contundente mensaje a quienes se oponen al cambio. La patria no se arrodilla y vamos a defender el Gobierno del Cambio que es también el Gobierno de la Dignidad.

Manuel Álvaro Ramírez R.
Magíster en Economía

Universidad de los Andes

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