En medio de los Medios

Dios a imagen y semejanza del humano

La psicóloga y columnista, Lucero Martínez Kasab, del portal La Nueva Prensa– dirigido por el periodista Gonzalo Guillén – se expresa la manipulación teísta para justificar las guerras humanas. Grave la situación de los palestinos que son víctimas de las aparentes creencias religiosas, cuando deben permanecer en lo íntimo de cada uno. “Y que en la política el libro que recoge las costumbres de este mundo contemporáneo se llama Derechos Humanos”.

Dios a imagen y semejanza del humano 26/11/2023 www.lanuevaprensa.com.co

Por LUCERO MARTÍNEZ KASAB

Temible que a estas alturas del siglo XXI un grupo de personas, que son miles en el mundo, haya invocado a su dios para cometer un genocidio en Palestina sin importarle ser visto por los ojos de todo el Planeta Tierra. Son dos temeridades, invocar al dios de su cultura y, cometer el genocidio sin ningún reato de conciencia ante la opinión del mundo entero; estamos ante un perfil humano bien peligroso, estamos avisados.

El mayor misterio con el que el ser humano se ha tenido que enfrentar desde que tiene uso de razón, no es el de la vida, que al fin y al cabo no lo angustia, es el del sentido de la vida y de la muerte que, salvo en contadas culturas, casi todas sus connotaciones son negativas, perturbadoras, ensimismantes. El misterio de la vida hasta los pueblos primitivos lo explicaron mediante mitos hermosos. Hoy con la tecnología siguiendo el curso del espermatozoide en su búsqueda desesperada del óvulo hasta llegar al nacimiento de un ser humano o el de una planta o de un animalito del campo nos permite calmar la curiosidad por el origen de la vida.

Pero, no sucede igual con el misterio de la comprensión del significado de nuestra vida y el de la muerte, ésta es una puerta que no se ha abierto nunca y contra la que se estrella el ser humano desde que el mundo es mundo, tanto así, que todas las culturas han inventado sus dioses para responderse por ese misterio. Hay pueblos que trasmiten de generación en generación en forma de tradición oral las creencias sobre el significado de la vida y de la muerte a sus descendentes, a esas explicaciones sobre lo desconocido se les llama mitos. Un mito es un relato racional con base en símbolos. Cuando los pueblos inventaron la escritura consignaron en un material esos mitos, creencias, historias de sus pueblos, les llamaron libros sagrados no porque esas fuesen palabras de su dios, sino para que la comunidad respetara todos esos principios éticos, filosóficos, políticos, familiares, haciendo las veces de una gran ley.

Los libros sagrados de todos los pueblos son narrativas culturales reflejo de sus ansiedades, aspiraciones, problemas universales y sus posibles soluciones a través de un uso altamente creativo del lenguaje metafórico que permite su permanencia y estudio a través de los tiempos, de fácil comprensión para las personas sencillas hasta las más ilustradas. Los pueblos a través de estos libros conservan su cultura, sus costumbres, su cosmogonía, son los caminos ya recorridos por los ancestros que dejan a sus descendientes horizontes hacia los cuales dirigirse que, de otra manera, les costaría mucho encontrarlos; por eso son valiosos, porque son el compendio de muchas existencias y sufrimientos que se comparten para ayudar a los que llegan a este mundo a enfrentar los obstáculos de la vida. Las tradiciones escritas de los cristianos y judíos son alrededor de un dios a diferencia de casi todos los pueblos no occidentales que les rinden culto a varios dioses.

Así que las cosmogonías de los indios, de los mayas, de los egipcios, etc., son diferentes entre sí porque cada una le imprime su mundo terrenal a sus dioses del Cielo, entonces, no es que el dios de los judíos, hoy invocado por el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu y sus voceros para cometer un genocidio contra Palestina haya creado mediante cualquier subterfugio esos libros sagrados ni esos relatos míticos, sino que han sido los seres humanos con su cultura los creadores de su dios mediante un pensador o grupos de pensadores dedicados a eso, filósofos, entregados a reflexionar como los agricultores a sembrar y los cazadores a cazar. De manera que no es el ser humano el que está hecho a imagen y semejanza de dios, sino que es el ser humanos el que crea a su dios según la particular cosmogonía de su comunidad; dicho de otra manera, proyectamos sobre los dioses lo que somos nosotros.

Pero tan convencidos están los sionistas que su dios debe prevalecer sobre los de las otras cosmogonías que se justifican con él para cometer el exterminio de un pueblo, pretendiendo que el resto del mundo acepte sus creencias por sobre el derecho a la vida de los palestinos. Y es tanto el delirio y la ambición de unas tierras que no les ha importado exhibir a un dios dominador, vengativo, cruel, injusto, aquél que antes era llamado omnisciente, todo perfección y amor. Están desplegando desde hace milenios a un dios racista, supremacista, que fue capaz de elegir a un pueblo por encima de todos los demás pueblos de la Creación. Ese dios es un pensamiento milenario que hábilmente lo hicieron sagrado un grupo de pensadores allá a más de tres mil quinientos años en el Oriente.

El sionismo con Netanyahu a la cabeza del exterminio contra Palestina ha ejercido impunemente una manipulación planetaria que no se molesta es esconder su talante criminal, su ¨cara dura¨ como lo denunció la representante de Palestina ante una sesión de la ONU, que viene siendo la misma ¨máscara de la cordura¨ de la que hablara el psiquiatra norteamericano, Hervey Cleckley, cuando describió al psicópata como un sujeto con graves trastornos emocionales tras una apariencia de normalidad; es el cinismo, la frialdad, la ausencia de empatía ante acciones propias o de terceros al infringir sufrimiento o muerte a otros humanos.  

Temible las detenciones que el sionismo hace de los niños en las calles de Palestina juzgándolos, condenándolos y encarcelándolos; temible el genocidio contra Palestina cometido por el sionismo ante los ojos de todos los habitantes del mundo porque, vendrán por más, no nos quepa la menor duda ya que han demostrado una crueldad sin límites, ser una cultura insaciable, codiciosa, con un supremacismo milenario que despaldado por Estados Unidos nos dejó ver realmente quién está contra la democracia, la igualdad y la fraternidad mundial que, mediante la argucia de un mandato divino de ser propietarios de una tierra, han extendido un velo para que sus hechos escapen a la crítica política. El sionismo es astuto, así como los magos de las aceras o de los grandes salones distraen a las personas con algo en las manos mientras realmente ocultan su truco con la otra, la invocación de su dios celestial ha sido una patraña para exterminar a los palestinos, quitarles sus tierras, sus riquezas minerales escondiendo a su verdadero dios, el que realmente motiva el genocidio, al que le rinden culto en sus reuniones: el dinero.

El resto del mundo ha de mostrarles a los sionistas que aquí en la Tierra hay dos sujetos sagrados: los niños y la naturaleza. Que las creencias religiosas que explican los misterios del sentido de la vida y de la muerte son íntimas de cada quién. Y que en la política el libro que recoge las costumbres de este mundo contemporáneo se llama Derechos Humanos.

[email protected] 

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba