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El dulce sabor de una mujer exquisita

El dulce sabor de una mujer exquisita

Por Gabriel García Márquez

Una mujer exquisita no es aquella que más hombres

tiene a sus pies, si no

aquella que tiene uno solo que la hace realmente feliz.

Una mujer hermosa no es la más joven, ni la más flaca,

ni la que tiene

el cutis más terso o el cabello más llamativo, es aquella

que con tan sólo una franca y abierta

sonrisa y un buen consejo puede alegrarte la vida.

Una mujer valiosa no es aquella que tiene más títulos,

ni más cargos académicos,

es aquella que sacrifica su sueño temporalmente

por hacer felices a los demás.

Una mujer exquisita no es la más ardiente

sino la que vibra al hacer el amor solamente con el hombre que ama.

Una mujer interesante no es aquella que se siente

halagada al ser admirada por su belleza y elegancia, es aquella mujer

firme de carácter que puede decir No.

Y un hombre… un hombre exquisito es aquel que valora a una mujer así.

1. El sexo fuerte. El Viejo Topo, 1979.

Creo que la mujer es el ser fuerte, el sexo fuerte, y que gracias a ella la historia sigue adelante. Da la impresión de que los hombres son los protagonistas de la historia, pero sí lo son es porque alguien está sosteniendo el mundo detrás de ellos, y este alguien es la mujer.

2. Por una mujer en la presidencia. Revista Semana, mayo de 1985.

Los hombres no servimos para gobernar este país. Servimos para pintar, para escribir, para jugar fútbol… Hay grandes talentos médicos, grandes talentos del narcotráfico. Hay grandes talentos del bien y del mal. Todos son muy buenos en cada una de las especialidades. En lo único en que hemos sido malísimos es en gobernar el país. La salida son las mujeres. Probemos con una mujer.

3. Con los pies en la tierra. Triunfo, junio de 1977.

Mis mujeres están mucho más enraizadas en la realidad que los hombres. Tienen los pies bien plantados; son sólidas, pacientes, constantes. Los hombres son criaturas quiméricas, capaces de acciones locas y grandiosas, pero incapaces de la paciencia y la constancia, débiles en la adversidad, buscando el apoyo de la mujer que en la adversidad será firme como las rocas.

4. La cobardía del machismo, 7 Voces, junio de 1971

Soy, definitivamente, un antimachista. El machismo es cobardía, falta de hombría.

 5. Una lealtad a prueba de todo, menos de engaños… El olor de la guayaba, 1982.

No hay nada comparable a la lealtad de una mujer a condición de que se establezcan las reglas del juego desde el principio, y que uno las cumpla sin engaños de ninguna clase. Lo único que esa lealtad no puede soportar es la mínima violación de las reglas establecidas.

6. Contra el machismo. Encuentro con Gabriel García Márquez, 1989

El machismo es lo que más detesto en este mundo. Toda mi obra es una condena larga y constante de esa actitud, porque el machismo es la peor desgracia que tenemos en América Latina y particularmente en el Caribe.

7. Una vida sin mujeres es imposible de entender. El olor de la guayaba, 1982

 No podría entender mi vida, tal como es, sin la importancia que han tenido en ella las mujeres. Fui criado por una abuela y numerosas tías que se intercambiaban en sus atenciones para conmigo, y por mujeres del servicio que me daban instantes de gran felicidad durante mi infancia porque tenían, si no menos prejuicios, al menos prejuicios distintos a los de las mujeres de la familia. La que me enseñó a leer era una maestra muy bella, muy graciosa, muy inteligente, que me inculcó el gusto de ir a la escuela solo por verla. En todo momento de mi vida hay una mujer que me lleva de la mano en las tinieblas de una realidad que las mujeres conocen mejor que los hombres, y en las cuales se orientan mejor con menos luces. Esto ha terminado por convertirse en un sentimiento que es casi una superstición: siento que nada malo me puede suceder cuando estoy entre mujeres. Me producen un sentimiento de seguridad sin el cual no hubiera podido hacer ninguna de las cosas buenas que he hecho en la vida. Sobre todo, creo que no hubiera podido escribir.

8. La combinación irresistible El Nacional, mayo de 1988.

 A una mujer vestida de amarillo no se le puede negar nada.

9. Ellas: la salvación de la especie, O Globo, enero de 1988

Las mujeres están aquí para perpetuar el mundo, la especie. Para que esos locos, esos imbéciles que están ahí no acaben todo.

10. El motor del mundo. Nexos, diciembre 1993

Realmente el poder de las mujeres es el que mueve al mundo.

11. Un conjuro para los males. El Mundo, diciembre de 1982

 Nada hay más bello en este mundo que una mujer bella, de manera que el gran conjuro de todos los males es una mujer bella.

12. Sobre Eréndira. Lui, noviembre de 1986.

 Eréndira es el alegato más bárbaro que se puede imaginar en favor de la liberación de la mujer. Se sirve de todos los medios para su liberación, hasta del amor. Ella utiliza al joven Ulises, ese muchacho que representa la pureza en ese universo tan sórdido, para salir de su situación y volarse. ¡Se piensa que este amor será un fin y una expansión para ella, cuando no es más que un medio!

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