Opinion

EL SOGAMOSO DE LOS PAPÁS Y ABUELOS

Por Lizardo Figueroa

Un ejercicio para que los hijos y nietos conozcan los entornos en donde vivieron sus mayores y éstos evoquen sus tiempos de juventud; recordar es vivir. Una aproximación somera y simple, sin ninguna pretensión histórica, ni de investigación sociológica; nada formal.

En tertulia de amigos, degustando la delicia del café suave y su exquisito aroma en el cálido ambiente de una linda casa pizzería en la ciudad del sol, se hace la pregunta: ¿Cuáles nombres y lugares vienen a la memoria cuando se menciona al Sogamoso de antaño? Surgió una lluvia de apellidos y sitios, todos en la retina de quienes han vivido en el territorio del Cacique Suamox, en los distintos roles y estratos de su sociedad de finales del siglo XX y principios del XXI.

Los contertulios devolvieron el rollo de su vida, echando mano de su memoria feliz.

En educación mencionaron a Armando Bravo Ruge y Aristóbulo Angarita del Colegio Integrado. A Don Américo Bohórquez del Colegio Panamericano. A los rectores Félix Segura, Jaime Vargas Izquierdo, al Coordinador Francisco Ramón y a los Profesores Lázaro Ortiz y Lizandro Medrano. Aludieron al rector José Ostos del Colegio Reyes Patria. Al rector Armando Téllez, a los Coordinadores Siervo Figueroa, Alfonso Castilla y al Profesor Javier Luna, del Colegio Gustavo Jiménez.

En temas culturales mencionaron al Arquitecto Coy Montaña, a los maestros Lucy de Caballero en teatro, al poeta Alcides Monguí, al escultor maestro Pino (su obra El Bolívar llanero, salida a Casanare) al Profesor Luis Figueroa de Danzas, de Bellas Artes, a Álvaro Calixto, de la Librería de la 11, de pintores consagrados como Neftalí Alvarado.

En la academia citaron a los Doctores Rafael Gutiérrez Girardot, Alfonso Patiño Roselli, al distinguido médico Marco Antonio Quijano Rico e hijo, el científico de los viñedos de Punta Larga.

Deportivamente se refirieron a los ciclistas Humberto (Padre) y Fabio Parra (hijo), a Rafael Acevedo, a Martín Orduz y por supuesto se acordaron de Fabio Riveros Garzón.

Recordaron a los íconos políticos de la provincia Eduardo Fonseca Galán, Gustavo Jiménez, María Izquierdo, Oliverio Bohórquez y Álvaro González Santana.

En gastronomía y amasijos, algunos hitos: las Gallinas de Rosario, La Tabaquera de los Alarcón, El Tocaima, de Benancio Vargas, los ponqués de las Bojacá, las panaderías Granada y Dinamarca, los licores y el café de los Morales, la Totogol del «trucho» Avella, del rico pescado preparado en el restaurante de los Fandiño.

La Familia Reina, industriales del hierro y el acero, las Industrias Álvarez de don Octavio, los repuestos Margriva de los Grimaldo, los ferreteros del Madrid, Don Julio Moreno e Industrial de Oswaldo Gómez, el Navidad de Don Naín Sayet, el almacén de los Spolidori en la 6 de septiembre, de Los Caballeros del Luxor en la Plaza de la Villa.

Los pioneros del transporte, familias Corredor, Molina y Avella. El Clero evocando a los Padres Serrano, Adolfito Corredor y Flavio Acero.

Los hacendados más poderosos de estos lares con la mención de la familia Arenas en el sur de la ciudad, siendo el General Silvestre con cuyo nombre hoy se conoce un importante Colegio.

Citaron a los galenos Julio Sandoval Medina, a los doctores Vega (padre e hijo) a los doctores Castillo, Malpica, Ballesteros, González y Rodríguez.

En periodismo hablaron de Carlos Ballesteros, José Manuel Medina y los hermanos Castillo.

Mencionaron también a los gestores de las primeras estaciones de gasolina, las familias Franco y Jerez; de Don Rafael Rincón, concesionario de automóviles, del hotelero Pedro Elías Ballesteros, del Colegio Militar Chincá, el Coronel Rodríguez y del estricto instructor Barreiro, del Capitán Joselín Salazar, Comandante de los Bomberos Voluntarios, de la distinguida y bella Señora Martha y su negocio de entretenimiento en el sur, de las canchas de tejo El Buey de los Rosas, en fin.

Y por supuesto, cantidad de personajes de nombre y brillo cuyos nombres escapan a la memoria.

Hoy también tenemos referentes de la ciudad, como la emprendedora Aidé Naranjo con sus aguacates, Pachito y Orlando con los periódicos, el comandante de patrulleros Juan Pablo Mesa del Intrasog, la concejal Stella Fernández, el padre Merchán, párroco de la catedral de San Martín y el gerente de la Plaza Mayorista, Don Alfredo Díaz.

Parte del encanto de la segunda aldea urbana más poblada de la tierrita, la de las acerías, cementeras y arcillas, la de la Virgen de Morcá, que no obstante ser cosmopolita y de crecimiento urbanístico, todavía conserva su identidad por sus apellidos e iconos que la hacen singular en Boyacá.

Sí. Recordar es vivir.

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