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Fiesta de San Pascual Bailón, tradición, devoción y folclore en Boyacá

Las Fiestas de San Pascual Bailón, también conocidas como «El Zarrón», es un acontecimiento destacado en la Villa de Almazán, España, celebradas los días 17 y 18 de mayo. Estas festividades, declaradas de Interés Turístico Regional por la Junta de Castilla y León, son una amalgama de tradiciones folclóricas ligadas a ritos agrícolas y ganaderos.

En Boyacá, Colombia, la devoción a San Pascual se arraiga en la tradición franciscana, donde se le atribuye el papel de pastor de ovejas. Nacido en 1540 en Torre Hermosa, España. San Pascual rechazó la propuesta de matrimonio con la hija de Martín García, dueño de las ovejas que pastoreaba, para ingresar al monasterio franciscano. Canonizado en 1690, se le considera Patrono Universal de las Obras y Congresos Eucarísticos.

Según la tradición, la celebración inicia con vísperas el 16 de mayo, pero en el campo boyacense, esta fiesta religiosa se realiza antes de empezar una siembra, como ofrecimiento para recoger una buena cosecha; o como promesa de salud y bienestar para la familia. Es importante destacar que esta devoción, se realiza recogiendo donaciones y limosnas para sufragar los gastos; de ahí depende la programación de la celebración religiosa, pues con los dineros y donaciones recogidas se paga la comida, la bebida y los músicos.

Durante la festividad, se decora la sala de la casa con el cuadro del Santo. Flores, listones de colores vivos y un cirio grande que debe durar hasta que acabe la celebración religiosa, predominan en la sala. La celebración religiosa empieza con la novena, el rezo del rosario y una merienda durante cada novena; esta novena debe iniciar un viernes y acaba con el sábado; día  que empieza el baile.   Posteriormente se celebra la misa en la misma casa y se empieza la fiesta en honor a San Pascual, donde la música campesina en vivo y la danza con fe y sin dar la espalda al Santo, son la tradición.

Uno de los momentos más destacados es la participación de los «angelitos», niños disfrazados que, después de rezar, bailan frente al altar.

Durante esta fiesta se ofrece comida, amasijos y bebidas tradicionales como la chicha a todos los feligreses invitados, los cuales deben llevar una veladora en agradecimiento. Según el dinero recolectado, la fiesta religiosa puede durar tres días, o hasta que la comida y la bebida se acaben.

Aunque la Iglesia Católica no respalda plenamente estas celebraciones, la devoción persiste entre los campesinos; donde para ellos esta celebración se convierte en agradecimiento, fervor religioso y en honor, al tener a San Pascual Bailón en su casa. Algunos miembros eclesiales abogan por evangelizar estas prácticas para integrarlas de manera más cristiana, mientras que los fieles argumentan que San Pascual intercede ante Dios para cumplir milagros.

El baile de San Pascual Bailón se ha extendido por la región de Boyacá, llegando incluso a ciudades como Bogotá, Armenia y Manizales debido a la migración de personas de la región. Aunque la historia exacta de este fenómeno se pierde en la tradición oral, esta festividad sigue siendo un evento vibrante que fusiona lo sagrado, lo religioso y lo folclórico, dejando una huella única en la cultura religiosa de los boyacenses.

Fotografía: Familia Alarcón Ochoa

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