Hacia dónde va la minería de carbón
Por: Francisco Alfredo Arango Vergara
Los compromisos que se han ido dando para frenar el consumo de carbón a nivel global, la “Declaración de transición global del carbón a la energía limpia”, el desestimulo a energías generadas por combustibles fósiles, los nuevos proyectos de energías renovables etc. se traducen en convenios, tratados multilaterales para desestimular la exploración y explotación de carbón, que el gobierno del presidente Duque ha venido firmando, tendrán efectos y un gran impacto a nivel regional en el próximo cuatrienio en departamentos como Boyacá, Antioquia Santanderes por sus explotaciones de carbón de pequeña y mediana minería y en los departamentos de la Guajira con explotaciones de gran minería.
La implementación de políticas ambientales mundiales va a afectar a la población minera que deriva su sustento de esta actividad lícita, hasta el momento. Todas las decisiones que se tomen en el próximo gobierno afectarán la economía de los municipios carboneros, el empleo y las empresas mineras, desde un trabajador de patio hasta el titular del contrato de concesión.
Ante los convenios y tratados internacionales ambientales que firme Colombia, es muy poco lo que un empresario de mediana y pequeña minería puede hacer para defenderse de sus perjuicios colaterales. Es evidente que con las rondas de negocios que se adelantan se protege a la gran minería de los efectos de las políticas ambientales internacionales y dejar a su triste suerte a la pequeña empresa regional sea formalizada o en transición hacia la formalidad.
Toda esta coyuntura internacional y el cambio de gobierno que se avecina hacen necesario que el sector minero formal e informal participe activamente con proyectos que saquen a la minería de la encrucijada y caos en que se encuentra por las pésimas políticas implementadas por el actual gobierno, que han beneficiado a la gran minería, pero sí han convertido en un problema el desarrollo de la mediana y pequeña minería.
Para que en el próximo cuatrienio se generen cambios estructurales, que impulsen el desarrollo de la minería a las condiciones del nuevo mundo pospandemia y no se siga con más de lo mismo, solo existen dos alternativas. La primera, un compromiso de los candidatos presidenciales a cambiar desde el gobierno el modelo técnico, económico, social y ambiental mediante estrategias innovadoras para aumentar su competitividad y, la segunda, que un grupo de congresistas se comprometa con el sector minero a presentar un proyecto de ley que obliguen al Gobierno a generar esos cambios que requieren con urgencia,
Estos cambios, seguramente no van a llegar solo con la fe del carbonero. A esta fe hay que darle una ayudita, como dijo Jesús ayúdate que yo te ayudaré. Es ahora o es ahora, no hay un futuro para la minería si las políticas mineras del nuevo gobierno siguen las del gobierno Duque, que han sido nefastas para la minería, como todas las demás políticas implementadas.
En cuanto a las propuestas presidenciales, hay claramente dos tendencias bien definidas, la primera la del candidato con mayor opción que plantea unas políticas anti extractivas y claramente lo ha presentado: no más carbón, no más petróleo, no más minería. La segunda es la de los demás, que es llevarle la contraria al candidato de mayor opción en las encuestas, pero que carecen de sustento de planes de políticas de proyectos, son solo saludos a la bandera.