Los parques infantiles de Sogamoso

Por David Mesa

En los últimos meses hemos escuchado en varios altavoces comunitarios avisos, aparentemente provenientes de la Administración municipal, que nos invitan a visitar y “disfrutar” de los parques urbanos. ¿Será que no los han visitado aun?

Varios urbanistas han expresado que la condición del espacio público refleja la cultura ciudadana. Después de haber recorrido más de 36 parques urbanos de Sogamoso, en varias ocasiones y desde el año 2009, puedo testificar que no hemos desarrollado las capacidades para empoderarnos de nuestros espacios públicos, dejándolos a la deriva; una situación que afecta a los seres más vulnerables de la sociedad.

Cuando llevamos a nuestros hijos a los parques urbanos, con la expectativa de que se diviertan en un ambiente sano y seguro, estos lugares están caracterizados por tener aparatos peligrosos, que ponen en riesgo a los niños, como tornillos oxidados, puntillas salidas, alturas y superficies duras, tablas rotas, columpios sin soportes adecuados, cables metálicos oxidados, basura y falta de basureros, entre otras deficiencias.

En el Parque Recreacional del Sur, por ejemplo, quedaron los residuos de una réplica del Puente de Boyacá, construida, supongo, para reflejar la batalla que nos dio la libertad y atraer turistas a nuestra tierra. La réplica fue expuesta en Corferias en el año 2013, luego trasladada a la Plaza Seis de Septiembre y, posteriormente, al Parque del Sur. Infortunadamente, esta réplica carece de un plan de mantenimiento que garantice su estado seguro. Hoy es un armatoste peligroso para la integridad física de los niños que visitan constantemente el lugar.

La situación de abandono del espacio público refleja lo desdibujada que está nuestra cultura ciudadana, con respecto a la realidad urbana. Al permitir esa situación y no actuar, hemos dado paso a que el espacio público atente contra nuestra dignidad, seguridad y retroalimente negativamente nuestras relaciones interpersonales con quienes compartimos la ciudad.

La responsabilidad no es solo de nosotros mismos ya que, aunque las autoridades han tenido herramientas a su disposición para cambiar esta situación, decidieron mirar para otro lado e ignorar un aspecto fundamental característico de vivir en el espacio urbano: nuestra relación con el ambiente construido y el bienestar de nuestros hijos y familias. Ya lo dijo el gran Albert Einstein “No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo”; personalmente agrego, (con respeto a Einstein), si votamos por los mismos.

Una ciudad organizada con un espacio público competitivo y funcional da dignidad a sus habitantes, especialmente a los más vulnerables como los menores, adultos mayores, madres que caminan por la calle con sus coches de bebé, así como también las personas con diversidad funcional.

Para cambiar esta realidad, propongo que desarrollemos en comunidad, una Política Pública de Parques Urbanos, que garantice el acceso a distancias prudentes de estos espacios. Adicionalmente, a través del Sena y otras instituciones de educación, impartir cursos en temas como arquitectura de exteriores, para que aprendamos a diseñar espacios públicos seguros, inclusivos, temáticos, diseñados para las artes, con planes de mantenimiento en donde podamos compartir con nuestros vecinos. Así podremos fortalecer nuestros lazos, mientras nuestros hijos juegan, crecen y aprenden, en espacios seguros diseñados por nosotros mismos.

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