Opinion

¿MUCHO PEDIR?

Por Rafael Antonio Mejía Afanador

¿Quién no recuerda las salvajadas que antaño le hacíamos a la madre naturaleza? 

Eso sí era de tragame tierra, ¡qué oso! Tal vez los jóvenes de hoy no, pero los de ayer sí recordamos que, por ejemplo, en Paz de Río le daban bote a la basura en el Río Chicamocha. Así, de cheveridad. Después hubo un botadero a cielo abierto por el lado El Salitre y otro por el lado de Corral Falso, donde actualmente queda el IBTIMIN. No creo que por allá se hubieran dado las moscas ni las ratas: eran moscotas y ratazas.

Para redondear la faena, en los diciembres armábamos paseo de olla con tocadiscos y panela para melcochas, dizque para ir a traer el arbolito de navidad. La cosa es que acabábamos con medio bosque para luego salir con un palito enclenque y raquítico que no daba ganas de colgarle ni un buñuelo. Aun así, arbolito había porque había. Del musgo para el pesebre mejor ni hablo porque ahí sí puedo terminar linchado.    

Y la cereza del pastel: la celebración del Corpus Christi. Había “pasos”, hasta donde llegaba la procesión, y cada paso era adornado con abundante vegetación nativa y animales salvajes colgados patas arriba por los otros salvajes. 

Eran tiempos en los que botar un papel a la calle después de haber disfrutado de un bocado no era pecado. Tiempos en los que la gente fumaba en los restaurantes, en los buses y hasta el peluquero (¿recuerdan a Valero?) le voleaba uno tijera con su chicote en la boca ¡y qué! 

In illo témpore, hablar de ecología o medio ambiente era tan extraño como ver a un elefante volando de flor en flor. Afortunadamente ha habido solitarios quijotes que se animan a nadar contra la corriente, como Roberto Carlos cuando cantaba un temazo llamado El Progreso, que tenía un estribillo que decía: “♫Yo quisiera ser civilizado como los animales♫” y tiene una letra que es un canto a la vida, a la armonía y a la naturaleza. Lástima que en ese tiempo no le pararon bolas. Hubo otro súper tema, de Ana y Jaime, llamado Eco-lógico, muy actual porque estamos estúpidamente mirando cómo la vida se esfuma y plasma su tragedia en la última estrofa, que dice: 

Comercio que devora es especie que se acaba, 

especie que se acaba es vida que no vuelve, 

vida que no vuelve es ausencia que se extiende, 

ausencia que se extiende es el hombre que se extingue

Si alguien desea ver estas hermosuras, les dejo los dos enlaces: El progresoEco -logico  

Pues cómo les parece que a pesar de que ya no se tala medio bosque para llevar un arbolito de navidad, ni se cuelgan especies silvestres en el Corpus ni se fuma en los buses ni se bota la basura en el río, es mucho, muchísimo lo que aún nos falta de conciencia ambiental, si no que lo digan los que botan llantas, sofás y colchones en los sumideros y en el río Monquirá. Nada más escuchar los lamentos del alcalde de Santa María el jueves pasado en Toca Noticias para sensibilizarnos de que lo que le estamos haciendo al planeta no es ningún chiste ni es ninguna trivialidad, por el contrario, es literalmente gravitatis summae.       

Hablaba de quijotes en un párrafo anterior y resulta que en Colombia tenemos otro: se trata de Francisco Javier Vera Manzanares, un joven bogotano de 16 años que comenzó su lucha en favor del cuidado del planeta desde muy joven, desde los nueve, cuando se puso al frente de la Fundación Guardianes de la vida, un movimiento para crear en los niños conciencia sobre el cuidado del planeta, de la vida. En 2022 fue asesor infantil en la ONU, hecho que lo convirtió en la voz de los niños en favor del cuidado ambiental, en 2023 fue nombrado Defensor de la Acción Climática (UNICEF), acción que amplió su rol en América Latina y el Caribe como joven líder climático.  

Pues mis querido lectores, este activismo en favor de la naturaleza y del futuro de los niños no les hizo gracia a algunos los adultos de bien de este país, que no tuvieron inconveniente en lo tildarlo de guerrillero y de otras sandeces más y le tocó, junto a su familia, exiliarse en España donde reside actualmente. Obvio, desde allá siguió con su lucha en favor de la naturaleza, y adivinen: hasta allá también llegaron las amenazas.  Su familia tomó la decisión de salvaguardar su vida y tranquilidad en 2021 tras recibir un mensaje en una red social donde le anunciaban que “te voy a cortar los dedos para ver si sigues hablando de dignidad”. ¿Hacerle esto a un niño de 12 años sólo por hablar en favor del medio ambiente? Tristeza infinita, dolor de patria, vergüenza mundial. 

Y para cerrar con broche de oro, Luis Guillermo Vélez Cabrera un señor de 57 años, hijo de un senador paisa homónimo se atrevió a decir que al muchacho lo están instrumentalizando hasta convertirlo en un meme. ¿Qué tal? Un viejo (menos que yo, pero viejo) trapeando con un niño porque asume posiciones, ¿habrase visto? 

No sobra decir que el señor, digno representante de la gente de bien, ha estado metido en alquinos asuntitos que son bien cuestionables, el último fue un video que el pulquérrimo señor publicó en Twitter el 16 de enero de 2024 en el cual el presidente hablaba, precisamente de temas ambientales. El video fue publicado en forma ralentizada haciéndolo aparecer como si estuviera borracho bellamente acompañado con un mensaje que decía ¡ESTO ES VERGONZOSO! (así, en mayúsculas). Como suele suceder, el caballero dijo que no había sido él y terminó borrándolo y ofreciendo disculpas al presidente. Pero el daño quedó hecho, quedó perfecto, como diría Íngrid.  

Este caballero, que ataca a un niño ambientalista es el mismo que minimizó el atraco a REFICAR diciendo en tono irónico que el “supuesto” desfalco lo querían elevar a “tragedia humana” e insinuando que los $8,5 billones señalados por la Contraloría como “embolatados” no representan una pérdida, sino una inversión que generó activos y utilidades. ¿Qué tal? Si la quieren leer, la belleza se titula “El escándalo que nunca fue”, y la pueden leer aquí: El escándalo que nunca fue

De todas formas, vergüenza ajena da con este joven que lo único que ha pretendido, como buen ser humano, es que vivamos en paz y en armonía con nuestro entorno natural. ¿Mucho pedir? 

Pregunta chimba: ¿Sabía usted que hay un negocio que vive de la muerte? No son las funerarias, es la guerra.

Pregunta chimba 2: ¿Usted cree que exigirle a una súper tienda como D1 que cumpla con la legislación laboral para quienes les generan su ganancia es persecución al sector privado? ¿Ustedes creen que las utilidades netas de 373.210 millones de pesos en 2024, que les representó un crecimiento del 26,68 % respecto a 2023 no son suficientes como para tener a sus empleados en condiciones dignas?

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