NAVIDAD EN LAS CASAS DE CARTÓN
Por Lizardo Figueroa
Otra vez llega el encanto del Niño Dios, de los pesebres, de la novena y los villancicos, del árbol y las luces, de los niños, de la alegría y la esperanza; de los disfraces, de los buñuelos y la natilla; de los regalos, de la reunión familiar y los amigos, de la comida especial de noche buena, del estrene, los paseos, las visitas gratas, los parientes y amigos, la música de temporada, los aguinaldos, los abrazos y buenos deseos, en fin.
Esta tradición anual, esperaríamos, fuera un respiro en medio de la asfixia de tantas noticias malucas con las que lidiamos todos los días del año.
Sin embargo, hay otras navidades, otras circunstancias, otras realidades por las que pasan muchas personas y hogares en esta época: la nostalgia por el vacío que dejó el ser querido que hoy está en el cielo, el pariente amado ausente, el médico y la enfermera de turno el 24 en el hospital, como ocurrirá también con el centinela de la cárcel, el soldado y el policía que velan por la seguridad, el boga que tiene una pena, el técnico de la antena repetidora de televisión que labora en la soledad y la altura de neblina perpetua a 2700 metros, el guarda de seguridad del cementerio, el aviador y la azafata que surcan los cielos intercontinentales a media noche, el preso, el enfermo, el huérfano, el habitante de calle que dormirá debajo de un puente, los abuelos abandonados en un triste rancho, el restaurador, la camarera y el músico que trabajan en la orquesta de un hotel, el camionero y el conductor de flota al volante cruzando «La línea», «La Frijolera» o el «Trochero» jugándose la vida en la carretera a San José del Guaviare; pero sobre todo, las muchas réplicas vivientes en la patria, en nuestra misma ciudad, cerca tal vez, de lo que aconteció hace tiempo en una pesebrera de Belén, cuando unos padres humildes, cansados de caminar largo trecho, esperaron jubilosos el nacimiento de su hijo en una improvisada cuna de tamo, acompañados por una mula y un buey:
«…que triste, suena la lluvia, en los techos de cartón…»un poema clásico hecho canción: «Las casas de cartón» del ya desaparecido pero inmortal Grupo venezolano «Los Guaraguao».
Deseándoles una feliz navidad a la familia «Boyacá Visible» y a mis lectores, les regalo dos canciones: «El tamborilero», Raphael de España y «Navidad negra» (José Barros) cantada por Matilde Díaz, con la Orquesta de Lucho Bermúdez.