Nueva directora de Corpoboyacá
Por Jorge Armando Rodríguez Avella
En los tinteaderos se comenta mucho el nombramiento de la nueva directora de Corpoboyacá, la ingeniera industrial, especialista en elaboración de proyectos y una buena cantidad de estudios relacionados con su carrera, pero que por ninguna parte aparecen mencionadas, siquiera, las palabras: ambiental, ecología o naturaleza. Se trata de Yeimy Liseth Echeverría Reyes quien, para ocupar ese cargo, de tanta responsabilidad solo ostenta el mote de que es verde.
Lastimosamente para saber de sus cualidades al frente de la Corporación tendrán que pasar los meses y los años. Tendrá que demostrarlo, y para ello, quién sabe a cuántas situaciones tendrá que experimentar el departamento y sus habitantes, incluidas la flora, la fauna y el agua, para saber de su destreza en este campo.
El compromiso es enorme para la ingeniera Echeverría Reyes, tal vez –y lo que sigue es un atrevimiento decirlo, pero se han visto casos— ni ella ni los consejeros que la eligieron tienen en sus cabezas que estamos ante una emergencia real y peligrosa que perdurará por mucho tiempo. El fenómeno del niño pasará en unos meses, pero la circunstancia de estar viviendo y padeciendo el cambio climático permanecerá por décadas. Lo que se haga hoy –que es urgente—decidirá por el futuro de generaciones. Aparentemente, decían en el tinteadero, quienes están decidiendo sobre la implementación de políticas, aunque sea paliativas, poco asomo de conciencia tienen al respecto.
Esta larga administración verde departamental lo ha demostrado: durante los ocho últimos años Corpoboyacá ocupa un sitial muy mediocre en el ámbito nacional. Para citar un ejemplo: han demostrado una completa ineptitud para arreglar Playa Blanca en el lago de Tota y si el departamento tuviera Contraloría, otro sería el cantar, pero este será un tema para tratar en otra ocasión.
Creen que es un cargo más de toda la burocracia departamental, una secretaría más pues está en un error monumental. Se designó a la persona que tendrá que tomar decisiones trascendentales para el resto de la vida. Es mucho más importante que el oficio de gobernador que solo tiene que decidir con quién se contrata y en qué municipios se invierte, según su conveniencia y, de pronto, para pedir una que otra coima.
Tan es así que quien resultó rigiendo los destinos de Boyacá, el gobernador Carlos Amaya, en un acto de ‘sacaculismo’ olímpico le ordenó a su delegada que se abstuviera de votar [ver la nota sobre esta elección en En medio de los Medios, escrita por el periodista Germán García]. ¿Quiere esto decir que el gobernador del departamento está exento de responsabilidades ante las posibles embarradas de quien va a fungir como responsable del medio ambiente de Boyacá? ¿Y los consejeros, alcaldes de municipios y los demás se consideran libres del compromiso ante la sociedad que los puso en esas consejerías?
La mejor de las suertes se le desea de la ingeniera Yeimy Liseth, ni más faltaba, ojalá que se asesore bien, que escuche a quienes saben, que el cargo le de la sabiduría necesaria para su toma de decisiones de acuerdo con las difíciles circunstancias por las que atravesamos.