Opinion

Qué será de Argentina

Hace unos doscientos años Joseph de Maistre dijo que cada país o nación tiene los dirigentes que se merece. No sé si Argentina se merece a un Milei, o qué habrá hecho para merecerlo, pero lo cierto es que, este ultraderechista por un amplio margen ganó el balotaje para ocupar la Casa Rosada en Buenos Aires como presidente del país gaucho.

La imagen que llega por estos lados es de un tipo medio desquiciado cuyo pensamiento pendular va de lo esquizofrénico a lo hilarante, pero los gobiernos llegan a un nivel de desprestigio tal, que en la desesperación por un cambio optan por lo más estridente, votan por el candidato más ruidoso.

Milei fue conocido en el mundo por haber insultado al papa Francisco, lo llamó imbécil y representante del Maligno en la tierra; nos hizo recordar a nuestro muy criollo Rodolfo Hernández, el hombre que se limpiaba el culo con las leyes y puso a la Virgen Santísima a vivir en un barrio de meretrices, sin que esto sea malo en sí mismo.

Javier Milei amenazó con romper relaciones con Brasil, con China y en ese orden de ideas, quizás con Colombia, Venezuela, Nicaragua, Bolivia y muchos países gobernados hoy por tendencias que él considera comunistas. Sin embargo, la buena noticia, es que no tendrá un parlamento a favor y se va a estrellar con una oposición muy fuerte que, ojalá, le mostrará la diferencia entre lo que es estar en campaña frente a una turba enardecida y el poder económico y político que es el que manda: el mundo de los negocios.

 Ya en el pasado Latinoamérica ha conocido presidentes que más parecen payasos. Hubo uno, no hace mucho, en Ecuador de apellido Bucaram, pero sus extravagancias le costaron el puesto y podría pasarle a Milei si se empeña en sus excentricidades. No obstante, hay que tener presente que su capital político es significativo y que los errores y la corrupción acumulada gracias al peronismo le dan al Presidente un amplio margen de maniobra.

Seguramente pasada la resaca del triunfo, lo que se verá será un gobierno que buscará privatizar los servicios de salud, educación y todo lo que sea susceptible de entregarle al sector privado porque en esa filosofía neoliberal todo lo que administra el Estado es ineficiente y por tanto debe ser convertido en negocio. El pulso tendrá que darlo en las calles con la juventud, porque ésta no se va a quedar de brazos cruzados mirando como le arrebatan sus derechos

Pero, hay que estar preparados, si el Milei de campaña es el mismo que sube a la presidencia, los argentinos verán a un tipo autoritario que buscará cerrar el Congreso y borrar del mapa a todo aquel que se le oponga, sea este representante de cualquiera de los poderes incluidos el legislativo, el judicial los sectores de oposición y los medios de comunicación. Esperemos, por el bien de los argentinos, que eso no suceda. Pero si sucede, eso fue lo que eligieron. Días difíciles se vislumbran en el sur.

ÁLVARO RAMÍREZ

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