Opinion

Reflexiones de Semana Santa, sin odio pero no ingenuas

Mientras en Colombia, Álvaro Uribe Vélez propone a los antioqueños bajarse de un milloncito per cápita para financiar las rutas que no se terminaron gracias a la corrupción endémica por esos lares, en otras partes muchos megarricos, es decir ricos entre los ricos o como suele decirse en los círculos intelectualoides, primus inter pares, los más ricos de entre los más ricos, que aunque suena cacofónico sirve para señalar que en ese exclusivo club, se han pronunciado para afirmar que lo que el mundo necesita hoy es que a ellos les cobren más impuestos.

En efecto, 250 de las personas propietarias de las más grandes fortunas del mundo, firmaron el 24 de enero de este año una carta que en uno de sus apartes dice: “Nuestra petición es simple: les pedimos que nos cobren impuestos a nosotros, los más ricos de la sociedad. Esto no alterará fundamentalmente nuestro nivel de vida, ni privará a nuestros niños ni dañará el crecimiento económico de nuestras naciones” https://proudtopaymore.org/

Mientras aquí los ricos financian campañas para tener políticos a su servicio que les permita saquear de forma inmisericorde las EPS y el erario público en general, en otras partes hay seres conscientes de que la riqueza está muy mal distribuida y que eso no se arregla con donaciones ni con el comportamiento filantrópico de unos pocos, que es lo que generalmente se hace en programas como el Banquete del Millón o en Teletón.

Esta reflexión tan a propósito en Semana Santa, busca si no tocar el corazón, por lo menos llamar la atención sobre la forma como se busca reducir la brecha entre ricos y pobres en esta Colombia, tan católica pero también la nación que lucha el campeonato mundial de la injusticia y las masacres. Porque muy seguramente veremos a María Fernanda Cabal, Álvaro Uribe, Paloma Valencia y demás plutócratas, muy fervorosos ellos, comulgando con cara de contritos, pero, por lo que se sabe, con un pasado y un presente con frondoso rabo de paja.

No es un llamado a la reconciliación, la derecha no acepta eso y no está interesada en aprender. Sólo sabe de odio, discriminación, exclusión y muerte. No de otra forma se comprende el grado de agresividad a que ha llegado con el presidente Gustavo Petro. Anteriormente esa derecha que auspiciaba las masacres para limpiar el campo de propietarios incómodos o de testigos inconvenientes, hoy agrede de forma brutal, sin consideraciones de ninguna clase al mandatario que elegimos los colombianos que ha mostrado que otra Colombia es posible.

Petro no actúa como los judíos quienes supuestamente fueron perseguidos hasta casi su aniquilación total por parte de los nazis, pero los del pueblo elegido hoy nos están dando una muestra de que no son ninguna perita en dulce y están actuando mucho peor que sus supuestos verdugos. Petro no. Tendió la mano ingenua a quienes en el pasado hubieran pagado lo que fuera con tal de que lo sacaran de la contienda, pero ésta no fue aceptada y en cuanto la acercó la mordieron con saña y no han cesado de hacerlo como una jauría hambrienta atacando simultáneamente desde todos los flancos sin tomar conciencia que lo que están sembrando es más odio y más rencor. Qué le vamos a hacer, nadie da de lo que no tiene. Así que esta Semana Santa, no se hará un llamado a la reflexión ni a la fraternidad. Ya se ha hecho suficiente y lo que corresponde es prepararnos porque los dos largos años que nos esperan estarán llenos de ataques y violencias cada vez mayores.

Manuel Álvaro Ramírez R.
Magíster en Economía

Universidad de los Andes

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