Opinion

SI NO ES CONMIGO NO ES CON NADIE

Por Rafael Antonio Mejía Afanador 

La gran mayoría de veces, cuando una relación insana termina en tragedia es porque uno de los dos se siente imprescindible en la vida del otro y padece de un serio problemilla psicológico al que le revuelven ansiedad, inseguridad y uno que otro trago; de remache la mezcla no suele terminar en nada bueno. Les presento al trastorno de personalidad narcisista.

Como dicen que para cada tiesto hay su arepa, el narcisista necesita de una pareja, un grupo, una manada o un público que le crea el cuento y sin ningún criterio ni asomo de autoestima le permita abusar, abusar y abusar.

Lo mismo nos pasa como país. Desde el año 2002 Colombia tiene encaramado a Álvaro Uribe haciendo y deshaciendo de norte a sur y de oriente a occidente. No voy a calificar sus mandatos – en propio o cuerpo ajeno- como buenos, malos o peores, sólo que a todos nos pasa el cuarto de hora y así nos saquen en hombros y nos reconozcan nuestras bondades desde la China hasta la Cochinchina, la verdad monda y lironda es que las personas deben saber cuándo está sucediendo su ocaso para poder retirarse a sus cuarteles de invierno por la puerta principal y no por la trasera. No podemos pasar por esta vida creyendo que los demás son incapaces, tontos o pusilánimes. ¿Somos tan pobres que no tenemos a nadie más?        

Es la falta de autoestima la que produce esos individuos que sueñan, aman, añoran y necesitan sentirse dominados y que su autodeterminación, autonomía e independencia quede sujeta a lo que diga el esposo o esposa, el patrón, el jefe, el duro, el capo o como lo quieran llamar. 

De la luz del partido (otrora) liberal, el del trapo rojo, el que le sacaba la piedra a los obispos, el que hacía sonrojar a las señoras bien, el que nos vendía la idea de liberalidad, progreso, y rebeldía no queda sino el eclipse. Nuevamente el trastorno de personalidad narcisista aparece encarnado en la figura de César Gaviria, quien con un pie sobre la tierra y otro sobre el cadáver de Luis Carlos Galán se erigió en el mandamás eterno de una colectividad que se quedó anclada en el pasado y que posee, como todo narciso, sus obedientes ovejitas que no se atreven a chistar ni media palabra. Dice la psicología que la mejor manera de lidiar con un narcisista es estableciendo límites, ser claros y directos y elevar la autoestima hasta el mismo cielo. 

¿Seremos los colombianos capaces de sacudirnos algún día a los imprescindibles? ¿Nos tocará soportar por tiempos ene a los mismos Vargas Lleras, Gavirias, Uribes, Pastranas y un corto etcétera? ¿Tendremos la valentía como para decirle a un gobernante “chao, tu tiempo ya pasó”, incluido Petro si se le pega la mañita?     

Recuerden: a la gente sin autoestima, ofrecida, regalada, que se arrastra a los pies de otro, no la aprecian, no la quieren, no la valoran: la utilizan y la desechan, lo dice la psicología, no yo,

ADDENDA: Hasta el Pacto histórico está histérico con Laura Sarabia, otro ser imprescindible sin el cual el gobierno no podría funcionar. Dicen los memes de las redes sociales que de pronto la nombran para dirigir la selección Colombia. Quién quita, de pronto hasta mete su golecito.

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