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Un ingeniero boyacense ejemplo de liderazgo y perseverancia

Un ingeniero boyacense ejemplo de liderazgo y perseverancia

El ingeniero de vías Ricardo Antonio Corredor Parra, egresado de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, UPTC, bachiller de la Institución Técnica Gustavo Jiménez, natural del municipio de Gámeza, su niñez y adolescencia las vivió entre Sogamoso y Nobsa. Su constancia y dedicación a su profesión lo ha llevado a ocupar importantes cargos nacionales, es uno de los ingenieros más importantes en la construcción de infraestructura vial de Colombia.

A la edad de 16 años, cuando cursaba grado 11, asesinaron a su padre, don José Antonio Corredor, propietario de dos famas de carne y socio activo de la más grande por ese tiempo Cooperativa de Peseros, Coopesog en Sogamoso; esta tragedia lo obligó a tomar las riendas del hogar y manejar los negocios de la familia.

“Ese 3 de julio de 1999, me encontraba en la fama trabajando como era habitual, estaba con mis hermanos menores y mi padre; sobre las 6:00 de la tarde, llegó un señor, saludó a mi padre y lo invitó a tomar tinto a la cafetería de al lado. Posteriormente, escuchamos cinco disparos, intuí que habían matado a mi padre, porque a mí ya me habían realizado un atentado hacía unos días”. Recuerda, con congoja, al hombre quien, desde muy pequeño, le enseñó a estudiar, trabajar, madrugar y negociar en lo que les daría la oportunidad para culminar sus estudios.

Continua su historia “Mi madre quedó viuda a los 34 años, con cinco hijos a su cargo, mi hermano mayor se fue para Bogotá, Mi mamá cerró el negocio y nos fuimos a vivir al barrio Nazareth de Nobsa. Pese a todas las amenazas que nos hicieron, como enviarnos sufragios, tomamos la decisión de insistir con el negocio del comercio de carne porque no podíamos desistir”.

Comenta Corredor Parra que “con el restaurante de la cementera Holcim teníamos un contrato de suministro de carne, pero con el fallecimiento de mi padre lo suspendieron. Sin embargo, le insistí a la gerente para que continuáramos con el negocio –ella no creía que yo era capaz— pero por fin accedió.  Con mi mamá encontramos un local en el barrio Camilo Torres de Nobsa, allí llevamos un congelador y yo en bicicleta suministraba los pedidos”. 

El ingreso a la Universidad

“Desde muy pequeño aprendí los oficios relativos al tratamiento de la carne degüello, desposte y sacrificio, eso que me enseñó mi padre desde los 12 años. Gracias a ese aprendizaje, pude ayudar a mis hermanos y sacar a mi madre adelante. Culminado el bachillerato me matriculé en una carrera nueva que habían abierto en la UPTC en Tunja y que era Vías y Transporte. Ingresé en el segundo semestre del año 2000. Sin descuidar el negocio de la carne, regresaba a Nazareth cada ocho días”.

También en Tunja consiguió trabajo en una fama y a las 5:00 de la mañana iba y le arreglaba la carne en la nevera todo le dejaba listo para que vendiera durante el día, así logró culminar su pregrado.

La llegada a Invías

Su carrera universitaria fue exitosa por la disciplina que le inculcaron sus padres, una de sus mayores aspiraciones era trabajar en el Invías. “Los profesores de mi tesis me consiguieron una cita para entrar a Invías y presentarme, eso fue en el año 2005”. Primero ingresó como pasante y luego, ya como ingeniero, participó en proyectos viales importantes, entre estos en el túnel de La Línea.

El ingeniero Corredor Parra, luego de pasante en esta entidad comienza su vida profesional a ocupar diferentes cargos en este instituto en los que lideró la estructuración de los corredores para la competitividad, en el año 2010, tuvo la oportunidad de gerencia por dos años los corredores viales para la prosperidad que son las vías nacionales y la construcción de la transversal del Cusiana, la transversal del Sisga y la Transversal de Boyacá.

En el 2014 paso a ser del grupo de estructuración de la Agencia Nacional de Infraestructura, ANI; en 2016 fue consultor de asociaciones público privadas. Esto le permitió viajar a varios países como Puerto Rico, Perú, Panamá, Costa Rica para implementar modelos de infraestructura vial.

En 2018 volvió al Invías, como subdirector para encargarse, sobre todo, de las vías tercerías y estructurar el programa de Colombia Rural. Con este programa el Gobierno nacional llegó a 1.054 municipios en todo el país y en Boyacá a 117 municipios “ahora en todos los municipios saben lo que son las placas huella. En el occidente de Boyacá se realizaron muchas obras, en otros lugares se invirtieron recursos en puentes entre ellos el de Mongua que comunica con la Salina y darle continuidad a la vía transversal del río Cravo que es una de las más importantes del Cusiana”, concluyó el ingeniero de vías.

Luego del cambio de Gobierno central surgieron altas posibilidades de que su nombre fuera incluido en la lista de los serios candidatos a dirigir el Invías. En efecto, su nombre figuró en primera línea, dada su amplia experiencia y trayectoria dentro de la institución. Sin embargo, las pugnas políticas, fuera de su control personal, incidieron más que la meritocracia. Su nombre fue excluido y será ya en otros ambientes que este boyacense continuará como lo ha hecho hasta hoy: con profesionalismo y respeto por su departamento y sus municipios.

Fue postulado para ser el nuevo director del Instituto Nacional de INVIAS, pero los intereses políticos y partidistas quedo por fuera de este nombramiento.

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