Un nuevo amanecer para habitantes de calle
por: Sandra Yaneth Africano Pérez
Hace 28 años un grupo de sogamoseñas se dieron a la tarea de recoger a los habitantes de calle que deambulaban por Sogamoso para brindarles un hogar. Algunos de ellos, adultos mayores, padecían y sufren diversas patologías asociadas a discapacidades auditiva, cognoscitiva, física y en especial mental.
“Nos preocupaba verlos dormir en los parques, en los quicios de las puertas, en andenes y queríamos un lugar digno para estos seres humanos”, dice Emilsen Márquez Pérez, una de las iniciadoras de la Fundación Nuevo Amanecer y su representante legal. Han sido 25 años dedicados al trabajo y servicio de personas con alguna dependencia funcional.
‘Mi mamá’, como le dicen sus pacientes, manifiesta que “si Dios me tiene aquí es por algo, quiero seguir trabajando por ellos para procurar que vivan dignamente, garantizarles y asegurarles sus derechos, una casa, con cama limpia y una comida balanceada”.
En la actualidad, la Fundación Nuevo Amanecer ha beneficiado a más de 400 personas en situación de vulnerabilidad, de las cuales reciben atención integralmente 80 personas internas y 36 externas, quienes son las que llegan a cambiase, tomar sus medicamentos, comer y regresar a su diario vivir. Hay rotación de personas porque algunas encuentran a sus familiares y otras fallecen.
Comenzaron en una casa vieja y abandonada en el barrio Mochacá, luego pasaron a otra sede en la calle 11 con carrera 14, después se trasladaron al barrio Santa Elena y actualmente se encuentran en arriendo en el barrio La Florida, un lugar campestre de cerca de 4.000 metros, con amplias instalaciones.
En la Fundación trabajan 16 personas, de las cuales tres son profesionales físicos, dos enfermeros, una psicóloga, un profesor de danzas y cultura, tres cuidadores y personal de aseo y cocina. Además, están los médicos generales y psiquiatras, nutricionistas y psicólogos con el fin de brindarles una atención integral a los pacientes.
La edad de los usuarios de la Fundación oscila entre 18 y adultos mayores –incluyendo centenarios— y que padecen diversas enfermedades como cáncer, epilepsia, alzhéimer, etc., incluyendo algunos que permanecen en cama. A quienes sufren de crisis psiquiátricas son llevados al Centro de Rehabilitación Integral de Boyacá, CRIB, en Tunja para su recuperación y regreso a la Fundación.
Doña Emilsen señala que sus pacientes le han enseñado y le han dejado “muchas satisfacciones, pero también dolores. Recuerdo una señora que sacamos de una alcantarilla, al siguiente día las enfermeras me dijeron que estaba agonizando, la abracé y murió en mis brazos. Otra mujer vivió con nosotros 22 años, la sacamos de la podredumbre, vivía en una casa en el barrio Las Marías y pasaba por una situación espantosa; poco a poco, con todo el amor, la fuimos cambiando y se convirtió en la persona más dulce, más tierna dentro de la Fundación, falleció a sus 98 años”.
También testimonia sobre su cotidianidad y agrega: “la convivencia que llevamos es buena, paulatinamente los usuarios van entiendo que somos una familia y que tienen una sola mamá, a quien le deben hacer caso. Son frecuentes los disgustos cuando hay personas nuevas, pero todo vuelve a su normalidad. Muchos de ellos llegan aquí y no saben sus nombres, con la Registraduría Nacional les hemos buscado sus nombres y a otros los hemos registrado para que les expidan su cédula y así brindarles la atención médica, aun nos quedan cuatro personas que no hemos podido lograr su identificación”.
Recientemente Emilsen Márquez Sánchez, por su servicio y dedicación, representó a la Mujer Cafam Boyacá. Estuvo postulada entre 25 mujeres de todo el país para el premio Mujer Cafam Colombia. Sin embargo, no haber obtenido el premio carece de importancia, manifiesta que su propósito y sueño es que la Fundación tenga un terreno para construir su sede propia para ofrecer mejores servicios y atenciones a los pacientes.
La Fundación Nuevo Amanecer Sogamoso sobrevive de los aportes y las donaciones que recibe de la Alcaldía de Sogamoso, por el impuesto de la estampilla del adulto mayor. Como es habitual en estos casos, los gastos son mayores a los recursos y debe solicitar, en permanencia, colaboración de entidades y personas particulares para mantener a este grupo personas que requieren una atención completa e integral.