Uribe el engañado

Por Manuel Álvaro Ramírez (*)

Cada vez Álvaro Uribe Vélez está más asediado por otro de los fantasmas que lo perseguirán mientras viva y lo seguirán más allá de la muerte. Esta vez el turno fue para Oscar Iván Zuluaga el pupilo que empecinadamente trató de imponer como presidente, pero que no dio la talla y que al final proclamó públicamente como su candidato, mientras con los dedos de los pies señalaba a Iván Duque, quien finalmente salió elegido, gracias no sólo a Uribe sino al Ñeñe Hernández quien, presuntamente, compró los votos necesarios para ponerlo como presidente títere.

Ahora, Oscar Iván Zuluaga va a ser imputado por hechos consabidos desde hace mucho tiempo, pero de los cuales Álvaro Uribe se acaba de enterar por titulares de prensa.

De otra parte, si lo de Mancuso no fue suficiente, aparecieron en Dabeiba, Antioquia,  otros mandos militares, altos y medios reconociendo que para responder con “litros de sangre, carrotanques de sangre”, efectivamente habían asesinado a sangre fría a jóvenes humildes que reclutaban en sectores marginados porque partían del supuesto según el cual nadie los reclamaría y si alguien lo hacía no podría avanzar por los enrevesados vericuetos de la justicia para los pobres, que a decir verdad es inexistente.

Pero ya va siendo hora de decir algunas verdades. La clase dominante colombiana está integrada por una mafia con todas sus letras, una de cuyas características es la llamada Omertá, mejor conocida como ley del silencio esa ley no escrita pero que funciona, ella sí, de forma inexorable que consiste en proteger al Capo de Tutti, disculpas por usar estos términos, pero es que así se llama en las familias a quien tiene el control, a quien maneja los hilos, ese que no inspira ni cinco de respeto pero que infunde terror porque todo el mundo sabe de lo que es capaz.

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Sí, Colombia estaba gobernada por una mafia y cualquiera que pudiera poner en peligro su supervivencia ha sido sistemáticamente eliminado, no hay testigos y quienes pudieran declarar en contra se les amenaza junto con sus familias y en caso de que al fin la justicia se vaya acercando, a quienes se saca del camino es a los investigadores, a los fiscales o a los jueces. El libreto es conocido, a Al Capone jamás lo pudieron acusar de asesinato, ni de tráfico de drogas, sólo fue posible su procesamiento por evasión de impuestos que, en Estados Unidos, se penaliza con cárcel y en Italia, cuando por fin se dio inicio a la operación Manos Limpias, la cuota de sangre corrió a cargo de jueces y magistrados, el más emblemático fue el Juez Giovanni Falcone asesinado el 3 de mayo de 1992.

Han faltado jueces y fiscales con la entereza suficiente para enfrentar esa mafia. Ha faltado decisión de quienes detentan el poder para castigar los delitos que cometen personas influyentes. Ha faltado una prensa independiente que haga un verdadero contrapeso a los poderes, pero sobran medios abyectos empecinados en batir incienso a los magnates, tener contentos a los dueños de esos medios, así tengan que acudir a la calumnia infame para construir un chisme y convertirlo en noticia.

Ahora aparece un Uribe ingenuo, despistado, a quien todo el mundo engañó y sale con la siguiente perla, pésimamente redactada pero que refleja su talante de tránsfuga que deja solos a sus compinches con tal de salvarse él. “Elegimos a Santos y terminó con Farc, (Sic) sobornos de mermelada y Odebrecht; la tragedia del caso de Óscar Iván; congresistas con delitos de dineros entregados por el Gbno Duque. Todo un engaño a tantos que lo han hecho bien y creen en estas tesis”. (Sic). Hágame el H.P. favor.

*Magister en Economía

Universidad de los Andes

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