Opinionpor: Rafael Mejía A.

Valores que ya no valen

Contaba alguna vez mi padre cuando, al igual que el coronel de García Márquez, viajaba a Tunja para averiguar en qué iba lo de su pensión, que al preguntarle a la señora que vendía unas deliciosas almojábanas en Paipa por qué en la tarde ya no tenía ni una sola, la mujer contestaba: “Es que se venden mucho y todas en la mañana, entonces en la tarde nos ahorramos el tiempo y nos ponemos a hacer algotra cosita”. Pensaba mi padre, don Grabiel, como le decían en Paz de Río, “y si se venden mucho… ¿por qué no amasan más y ganan más?” 

Igual nos pasa cuando nos quejamos de la ausencia de valores de los chicos de hoy en día… pero nos ahorramos lo de los psicorientadores. ¿Qué harían ustedes si les tocara lidiar diariamente con los problemillas, traumas, esperanzas, decepciones, peleas, violencia doméstica y sexual de más de 500 estudiantes, si uno escasamente puede con dos o tres hijos? Háganmelo bailar en la uña. 

Miren lo que le atribuían a Sócrates hace más de dos mil años en la antigua Grecia: “Los jóvenes de hoy aman el lujo, tienen manías y desprecian la autoridad. Responden a sus padres, cruzan las piernas y tiranizan a sus maestros”. Y para no quedarse atrás, a su alumno Platón también le achacaron esto: “¿Qué les pasa a nuestros jóvenes? No respetan a sus mayores, desobedecen a sus padres, ignoran las leyes, su moralidad decae”. Háganme bendito el favor, ¡hace 2.500 años y todavía seguimos quejándonos de lo mismo! 

En el borrador del proyecto de reforma a la educación hay aspectos muy interesantes como el respeto a la diversidad, la inclusión, interculturalidad, universalidad, protección de derechos y otras maravillas más que prometen una revolución, pero ojo, todo esto en el papel suena y se ve hermosísimo, lo maluco es que si a toda esa retórica la familia no le pone DISCIPLINA… la vaina no va a funcionar jamás de los jamases. A propósito, ¿saben cuántas veces aparece la palabra disciplina en el texto? Exacto, *ninguna.

Disciplina no es levantar al muchacho a lo Vargaslleras, de un coscorrón, a las cinco de la mañana que se bañe con agua fría y de ahí en adelante a recibir órdenes. No señores, disciplina es formar en nuestros hijos hábitos de responsabilidad, autonomía, respeto por los demás y por el medio ambiente y tener rutinas de estudio que lo hagan una persona asertiva y competente para los retos del mundo actual.

Las autoridades no es que colaboren mucho. Colabora más Uribe con la justicia. Recuerdo que, en mis tiempos, le decían a uno: ¡cuidado como usted le habla a su profesor! Ahora le dicen al docente: ¡Cuidado como le habla al bebé! Si lo ve robando, no le diga ladrón, si lo ve dándole en la cara a otro, no le diga violento, si lo ve echado sobre el pupitre, no le diga perezoso… porque lo puede traumatizar.

Cuando el niño hace su primera pataleta frente a la caja registradora de un supermercado y los padres proceden con alcahuetería o violencia física, ahí comienza la debacle. Cuando los padres acuden al colegio a defenderlo porque no hizo sus tareas o porque su comportamiento no fue el adecuado, continúa la debacle. Los papitos algunas veces actúan como defensores de oficio, llegan a enfrentar a los docentes con argumentos como, “a mí me lo tiene que comprobar”, “raro, porque él en la casa no es así” o “mi hijo no es el único.”

Por esta razón es que cuando las ternuritas crecen tenemos: Arqueros que se salen de la portería y nos cuesta la eliminación de un mundial y nada pasa; contratistas compadres del interventor tumbando al Estado y tampoco pasa nada; mega contratistas corruptos que se gradúan con tesis que hablan sobre corrupción en lo público; fiscales anti corrupción condenados por corruptos; leyes que castigan duramente a quien se roba un caldo de gallina pero alcahuetes con los grandes grupos económicos; padres de familia que no tienen para los útiles escolares pero sí para el abogado y pretenden que su retoño apruebe el año a punta de tutela. 

Para no perder la costumbre, un padre alcahuete puede hacer de su hijo un excelente alcahuete: Justifíquele todas las pendejadas posibles y écheles la culpa a los demás. Cuando llegue a la casa con un juguete ajeno, culpe al otro por dar papaya. Cuando pierda el año escolar ponga la cara por él y denuncie a los profesores. Déjelo que les diga palabras soeces a los adultos, y si estos le contestan, enséñele a desmayarse para poder demandarlos. Préstele la moto para que pueda ir a tomar el viernes y después amenazar al policía que ose multarlo. Cada vez que sea atarván con una niña felicítelo por ser tan macho. Tiéndale la cama, recójale la ropa sucia, llévele limonadita a la cama si llegó borracho anoche y si aparece con la novia embarazada hágales un campito, ojalá en su alcoba, y cuando el nieto crezca lléveselo al colegio y siga pagándole las cuentas: En unos pocos años tendrá otro ejemplar de alcahuete dispuesto a reproducirse. Ah, y no olvide ir tramitando la sustitución de la pensión para que la pobre criatura no se traumatice trabajando.

Unas pequeñas inquietudes: Dentro del proyecto de reforma a la educación que propone el gobierno, ¿se ve alguna esperanza de que los estudiantes medio respeten a sus profesores? ¿Hay posibilidades de que los colegios y escuelas dejen de ser unas inmensas guarderías? ¿Hay alguna probabilidad de que algunos padres de familia no crean que los docentes son sus sirvientes? ¿Se puede esperar que haya alguna diferencia entre aprobar y aprender? ¿Qué se debe hacer con los estudiantes que NO quieren estudiar?

Todos sabemos que los jóvenes de todas las épocas son problemáticos, díscolos y fregados, como quien dice, joven que no joda es viejo. Pero que, a un docente orientador, como lo llaman ahora, le toque atender a más de 500 de esos loquillos y le toque andar de colegio en colegio para -como bus mochilero- completar el cupo, eso sí es el colmo. Afortunadamente existen las zonas de orientación escolar ZOE, que han sido un gran apoyo, pero infortunadamente el personal es realmente insuficiente. Ojalá en la nueva ley se extirpe ese tumor neoliberal de las famosas “relaciones técnicas” que más que técnicas son tóxicas pues son las que permiten que en un salón de clase se amontonen 30, 40 o 50 chicos dizque a aprender. No he sabido de un Santicos, Uribito, Pastranita o Samper cito que les haya tocado enlatarse con 50 más a aprender matemáticas o inglés. 

Ojalá Dios, Yahvé, Alá o, aunque sea la llama olímpica iluminen los cerebros de los que tienen cerebro en el congreso y nos den una ley que nos saque de este atolladero.

*Las palabras valores y responsabilidad aparecen cero veces, respeto aparece seis veces y la palabra familia, tres. Menos mal que “presupuesto” sí aparece 52

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