La gente de bien

La gente de bien

Opinion 

Por: Rafael Mejia A. 

Me perdonará la verdadera gente de bien –que la hay y bastante- pero resulta que un partido político cuyos orígenes se remontan a Pablo Escobar y algunos de sus allegados, se está apropiando de ese estatus que sólo debería tener la gente con empatía, solidaridad, sencillez, honradez a toda prueba, señorío y decencia, mucha decencia.

Ha hecho carrera en nuestra pacata sociedad, que parece anclada al pasado como una anacrónica rémora del tiempo, pontificar sobre algo y actuar en sentido contrario. La autodenominada gente de bien, la misma que ahora pone en su perfil de redes “Libertad y orden” en su gran mayoría pertenece a la derecha colombiana de pura extrema, ésa que predica que a los niños no hay que educarlos sino domesticarlos –¿se acuerdan de cierto presidente mandando a su hijo a sacar las manos de bolsillo con un berrido o hacerlo comer de su propio vómito? –, que a la fuerza se puede sacar lo mejor del ser humano, que Dios los puso en este mundo de verdad para mandar, dominar al débil, y arrasar con cuanto recurso natural quede por ahí a la vista y que cuando eso no funciona, el problemita se resuelve a bala.

Esa misma gente de bien que perdona los pecados que reza a voz en cuello en misa dominical pero no tiene problema en condenar a los demás por lo que ellos consideran que no está bien, según su amañada interpretación de la realidad. Esa misma gente de bien que tiene malas relaciones con los libros que cuentan historias diferentes y que si les disgustan, simplemente los quema y orgullosamente lo volvería a hacer:

https://www.semana.com/confidenciales-semanacom/articulo/alejandro-ordonez-dice-que-volveria-a-quemar-libros-y-lo-considera-un-acto-pedagogico/544148/ 

Esa misma gente de bien que le copia la postura de escuchar el himno nacional a un individuo que, enfermo de poder, ha polarizado a Colombia y con manito en pecho y ojos volteados no tienen empacho de sentir orgullo cuando se mataba a los jóvenes porque creen que es mejor volver al revés la teoría Blackstone y condenar a muchos inocentes en lugar de absolver a un culpable.

Esa misma gente de bien que adora ver la guerra en películas y la hace con hijos ajenos y no duda en pagar la libreta militar a sus hijos y pregona que “o se cumple la ley o la milicia se acaba”, pero eso sí, al soldado del común no lo deja subir de suboficial y con palmaditas en la espalda lo llama héroe, pero lo pone a tenerle el paraguas a la anterior primera dama (disculpen, se me olvidó el nombre de esa docta señora) o a cargarle la cartera a Martha Lucía Ramírez y que sólo hasta el año 2006 dejó que un negro ascendiera a general.

Esa misma gente de bien se horrorizó cuando Francia Márquez después de que le jodieron la vida hasta el cansancio le espetó a Vicky de Gnecco sobre los viajes en helicóptero que los iba a seguir haciendo y “de malas” pero cuando los utilizan ellos sí son de una elegancia parisina. Pueden ver a este ejemplar de decencia aquí:

A esa misma gente de bien, dentro de los cuales contamos a Iván Duque (acuérdense de que este fue presidente) o al fiscalillo Barbosa, vida sabrosa, seguramente sí les regalaban la hora de vuelo porque cargaban con hermanos, primos, sobrinos y amigos de los hermanos, de los primos y de los sobrinos en aeronaves oficiales y no precisamente por seguridad sino por vainas más trascendentales: como turismo pandémico o los 15 años de la nena presidencial.

  Decía alguna vez alguien que en Colombia la diferencia entre conservadores y liberales era que los conservadores iban a misa de 10:00 A.M. para que todos los vieran, y los liberales a la de 5:00 de la mañana… para que nadie los viera. Y agrego yo, se parecen en que todos son pura gente de bien. Y vieran la carita de perro regañado que ponen en el abracito de la paz…

Esa es la misma gente de bien que cuando peca, reza para empatar y así como ponen en sus perfiles “Libertad y orden” o “Dios y patria”, al mismo tiempo caen como hienas a aprovechar la tragedia de los cuatro militares fallecidos en Quibdó para desearle la muerte a la vicepresidenta (que también es la de ellos y de malas). Merecido Óscar al cinismo.

Nos solidarizamos con las víctimas del trágico accidente ocurrido el pasado 19 de marzo en el Chocó. Los muertos, integrantes del Ejército Nacional fueron: teniente Julieth García, capitán Héctor Mauricio Jerez y los sargentos segundo Johan Orozco y Rubén Leguizamo.UH1N.

La alusión que hace la dama de apellido Lafaurie en su trino se refiere a la teniente Julieth. Deja entender la señora Lafaurie que no es de lamentar la muerte de Julieth, pero hubiera sido mucho mejor si la acompañaba Francia Márquez, la vicepresidenta.

Esos son ejemplos de cuerpo entero nuestra ‘gente de bien’:

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