La llegada de Halloween y el Día de los Muertos despierta una antigua superstición que rodea a los gatos negros.

Desde tiempos de la inquisición, estos felinos han sido vinculados con la brujería y la mala suerte, alimentando mitos y estigmatizándolos. A lo largo de la historia, esta creencia persiste y se acentúa durante estas festividades, lo que aumenta la vulnerabilidad de estos animales.
La asociación de los gatos negros con la brujería y la mala suerte ha sido potenciada por películas de terror y relatos de Halloween. Esta superstición ha llevado a que algunos grupos y personas que practican rituales oscuros los conviertan en blanco de ataques y maltratos.
Por esta razón, se hace un llamado a la precaución, especialmente en vísperas del 31 de octubre y el 1 de noviembre, para garantizar la seguridad y el bienestar de los gatos negros. Es recomendable evitar dar en adopción a estos felinos durante estas fechas, ya que su estigmatización persiste, y en algunos casos, son víctimas de maltrato debido a creencias infundadas.
El Instituto de Protección y Bienestar Animal de Bogotá (IDPYBA) ha tomado medidas preventivas. Aunque no existen pruebas concretas de incidentes, Natalia Parra, subdirectora de Cultura Ciudadana y Gestión de Conocimiento del IDPYBA, señaló: «En aras de la prevención, quienes trabajamos con animales, tanto desde la institucionalidad como desde la sociedad civil, procuramos que los animales con estas características no sean entregados, para evitar que algo así pueda suceder, especialmente en octubre».
La falta de orientación en ciertos entornos lleva a algunos jóvenes a creer que están involucrados en prácticas relacionadas con el satanismo, lo que podría poner en riesgo a estos gatos negros. Es importante resguardar a estas mascotas temporalmente durante estas festividades, especialmente si son de color negro, para evitar que sean víctimas de creencias infundadas durante la temporada de Halloween.
Proteger a los gatos negros es una cuestión de responsabilidad y sensibilización, ya que estos felinos, al igual que cualquier otra mascota, merecen un entorno seguro y cariño, en lugar de sufrir el peso de antiguas supersticiones