Aprenda a identificar el Alzheimer canino, síntomas y cuidados para tu mascota
Al igual que los seres humanos, los perros también pueden sufrir de un deterioro cognitivo relacionado con la edad, que se asemeja al Alzheimer en las personas. Este síndrome, conocido como Síndrome de Disfunción Cognitiva Senil en caninos, puede presentar una serie de síntomas que requieren la atención de los dueños y cuidadores de mascotas.
El síndrome de disfunción cognitiva senil en perros se manifiesta con una variedad de síntomas, que, aunque sutiles al principio, pueden volverse más evidentes a medida que progresa la enfermedad. Algunos de los signos más comunes incluyen la desorientación, la pérdida de interés en actividades que antes disfrutaban y cambios conductuales, como la agresividad por miedo o la disminución en las horas de sueño.
Según Liliana Góngora y Maritza Medina, docentes del programa de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Fundación Universitaria San Martín, esta enfermedad está relacionada con la acumulación de una proteína neurotóxica llamada β-amiloide en el tejido cerebral de los perros. Esta acumulación afecta negativamente a los neurotransmisores y provoca la muerte de las células nerviosas.
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A pesar de que no existe un tratamiento curativo para el síndrome de disfunción cognitiva senil en perros, hay medidas farmacológicas paliativas que pueden mejorar la calidad de vida de las mascotas. Estos tratamientos deben ser prescritos por un veterinario y pueden incluir medicamentos que mejoran la oxigenación del cerebro o aumentan los niveles de neurotransmisores esenciales.
Para prevenir la enfermedad y mejorar la calidad de vida de los perros mayores, se recomienda una dieta rica en antioxidantes, como vitamina E, vitamina B6 y omega-3. Además, los suplementos nutricionales que contienen sustancias naturales como el extracto de ginkgo biloba pueden ser beneficiosos. La actividad física también juega un papel importante en la salud de los perros mayores, ya que mejora la oxigenación del organismo y el sistema cardiovascular.
Para los dueños de perros afectados por este síndrome, mantener una rutina de actividades, incluyendo ejercicios, juegos y desafíos mentales, es esencial para estimular la curiosidad de la mascota y ayudar a ralentizar la progresión de la enfermedad. Es importante evitar factores que aumenten la ansiedad de los perros, como regaños, castigos y cambios en su entorno.
A medida que nuestras mascotas envejecen, es fundamental estar atentos a cualquier cambio en su comportamiento y buscar la atención de un veterinario si se observan síntomas de disfunción cognitiva. Aunque no haya una cura, existen formas de mejorar la calidad de vida de los perros afectados y proporcionarles el amor y la atención que se merecen a medida que envejecen.
Fuente: Agronegocios
