OpinionPor: Manuel Álvaro Ramírez R.

Campeonato mundial de la hipocresía

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Campeonato mundial de la hipocresía

Ahora resulta que Colombia, que siempre ocupa podio cuando de violación de los derechos se trata, se sumó a quienes están preocupados por los derechos humanos en Catar. Sin embargo, hasta ahora la mejor respuesta ha venido del presidente de la FIFA Gianni Infantino, quien recordó que Europa debería comenzar por pedir perdón por tres mil años de violación de esos derechos antes de dar lecciones morales a la gente. Es aquí donde el vainazo pareciera hecho a la medida de Colombia, porque si de algo sabe este país es de arbitrariedades cometidas desde el poder.

Y es que, si no queremos quedar en evidencia de nuestras propias vergüenzas, lo mejor es no meternos a oficiar de guardianes de la moral y las buenas costumbres. Hemos sabido que las mujeres cataríes no tienen un papel protagónico en los asuntos públicos como no lo tienen tampoco en el ámbito doméstico, acorde con los aspectos religiosos y culturales. Además, las mujeres no pueden salir a la calle sin cubrir el rostro según está prescrito en el Corán.

Ahora, en Colombia tenemos Testigos de Jehová que ponen restricciones a las mujeres, así como los seguidores del Opus Dei, para sólo poner dos ejemplos muy visibles, de manera que no son solo los musulmanes quienes ponen limitaciones a sus mujeres, aparte de que en la iglesia católica aún existen los llamados conventos de clausura, donde las monjas son obligadas a renunciar a cualquier contacto con el mundo exterior. Podría alegarse que estas son restricciones voluntariamente aceptadas por un grupo de mujeres, pero igualmente las mujeres musulmanas lo declaran abiertamente que son aspectos religiosos y culturales que para nada las incomodan, como me dijo en una ocasión una de ellas ‘Usted no puede venir a oriente con los ojos de occidente´.

Otro aspecto que sale a relucir de tiempo en tiempo, es que los hombres pueden tener varias mujeres al mismo tiempo, como si este fuera un fenómeno desconocido en el mundo cristiano, pero es tiempo de despojarnos de esa doble moral. Es muy raro no encontrar a hombres, sobre todo adinerados que no tengan relaciones paralelas, algunas muy visibles. Baste recordar a Pablo Escobar con Virginia Vallejo, Miguel Rodríguez Orejuela con Martha Lucía Echeverry o nuestro presidente Gustavo Petro que ya va por su cuarta relación. Pero eso en cuanto a los personajes públicos, pero cuántos hombres de nuestro entorno llevan una doble vida a la vista de todos.

Cuando se trata de aspectos relacionados con el sexo, los seres humanos nos hemos inventado tantas restricciones, que Freud definió la cultura como el grado de represión de los instintos, entre mayor sea esta represión la cultura es más avanzada. En tal sentido, Europa, que es más culta que África, es también donde los instintos están más reprimidos. Y siguiendo con el creador del sicoanálisis, La sociedad pasó de ser una comunidad primitiva a una neurótica, porque la represión de los instintos conlleva a la neurosis. Lo que pasa es que en la vida cotidiana no llamamos neurótica a la persona que se reprime mucho en sus deseos sino amargada. Pero justamente eso es lo que nos impide llamar las cosas por su nombre: los hombres tienen deseos que les despiertan las mujeres y eso sucede con muchas y como dijera nuestra reina insigne ´Del mismo modo en sentido contrario’. Que no todos seamos capaces de aceptarlo como una característica de los mamíferos superiores a los que pertenecemos, eso es otra cosa.

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Opinión

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