Corpoboyacá un ente inútil
En teoría y por lo establecido en la ley, las Corporaciones Autónomas Regionales, CAR, y las Corporaciones para el Desarrollo Sostenible, deben servir como autoridad para la protección y preservación del medio ambiente de la zona que les compete por ley.
Corpoboyacá, por consiguiente, tiene como mandato legal ejercer esa función de autoridad en su región. ¡Pero qué tan difícil ha sido que cumpla medianamente su labor! Buena parte de toda su lamentable y costosa historia ha sido dedicada a cumplir con cuotas políticas de gobernadores, parlamentarios y alcaldes, a través de puestos interinos, jugosos contratos banales con una práctica ineficaz y permanente de sus funciones.
¿Habrá registrado la historia de Corpoboyacá algún estudio juicioso digno de ser publicado y difundido entre la sociedad? Con el beneficio de la duda, digamos que sí. Sin embargo, lo que debería contarse y tenerse presente como experiencia es el producto de la sumatoria de gestiones de administraciones sucesivas las cuales son inferiores o iguales a cero.
Muy pobres son los resultados que pude mostrar Corpoboyacá, en sus tres décadas de existencia. Ante las emergencias ambientales, hoy son pocas las experiencias recomendables y tangibles de ser utilizadas o aprovechadas. Nos lo demuestran los sucesivos incendios, ante los cuales pasa lo mismo
¡nada!
Tampoco la ciudadanía ha recibido orientaciones ni acciones concretas, como resultado de investigaciones de los científicos y expertos ambientalistas que deberían estar en ese ente administrativo. Solo hojitas impresas, con mensajitos cariños, que cualquier estudiante de bachillerato las redacta o copia de internet, para cumplir sus tareas escolares. Jamás ha emprendido Corpoboyacá una campaña de educación masiva.
Con Lago de Tota esta administración lleva tres largos años en la construcción de un modesto muelle y adecuación de la joya ambiental de Playa Blanca y mientras tanto, perduran los serios problemas de contaminación del agua. Pareciera que le importa poco al director de Corpoboyacá que la alcaldía de Tota expida licencias de construcción en las riberas del Lago sin consideración alguna por el tratamiento de las aguas servidas que producen los hostales y negocios.
La trágica y dolorosa situación que muestran nuestros colegas de www.entre.ojos.co sobre los incendios forestales de los páramos se constata con la actitud asumida por los funcionarios de Corpoboyacá –empezando por su director— ante los recientes incendios de los páramos boyacenses. Si a la anterior desidia se suma la aportada, como apoyo, la de los funcionarios de la administración verde que gobierna a Boyacá –¡desde hace 16 años!— la tragedia no podía ser menor, por el contrario: puede agravarse este año con otro tiempo de sequía. (Ver en Boyacá Visible: En medio de los Medios).
La carencia de una política de observación permanente, como la utilizada en países que se precian de conocer los altos funcionarios de Corpoboyacá y la Gobernación está ausente. Pareciera que los altos directivos llegan a aprender que existe un campo con flora y fauna y que ocurren incendios, inundaciones y que, a veces, ocurren cosas.
Eso sí las respuestas ofrecidas por estos funcionarios son de una legalidad pasmosa y lapidaria, en un país de abogados y de leyes. La burócrata de la Subdirección de Ecosistemas y Gestión Ambiental de Corpoboyacá, Natalia Vásquez Díaz, afirmó: “la atención de la contingencia de la emergencia le compete por norma a los consejos departamentales y municipales de gestión de desastres y a los entes territoriales. Nosotros como tal no hacemos atención de desastres, lo que hacemos es estar pendientes y luego se evalúa la afectación y se determinan los planes para restaurar”. Mientras tanto, se incineraron 400 hectáreas de páramos y, según la misma institución, la recuperación del páramo de Las Alfombras podría demorar casi un siglo.
Desde hace años, muchos académicos y expertos en medio ambiente coinciden en que las CAR han sido solamente un foco politiquero y de corrupción y han clamado por su intervención para modificarlas y que, además de ser autoridad, deben ser centros de investigación y divulgación.
Más y mejores frutos económicos han logrado y podido las influyentes empresas electorales y la codicia de directores, parlamentarios, gobernadores, diputados y alcaldes que la sensatez y la responsabilidad con el planeta y las generaciones futuras.
Esperemos que esta onda de cambio, en las que el ambiente y el agua son base fundamental, llegue a las Corporaciones Autónomas, y de manera urgente a Corpoboyacá.
Director Boyacá Visible
Jorge Armando Rodríguez Avella