Opinionpor: Carlos Andrés Carreño Hernández

DE ARTE RUPESTRE Y OTROS PELIGROS

Confieso a quien lea este escrito, que el que camina a través del territorio boyacense corre muchos riesgos, es un terreno peligroso para aquellos que como yo, somos altamente vulnerables ante la posibilidad de sorprenderse, por eso, hay que advertir al que llegue a este territorio de mantas, que tenga mucho cuidado, porque puede ser cautivado por este lugar, habitado desde mucho antes de la llegada de los españoles a estas tierras, e importante por muchos factores, más allá de haber sido el lugar donde se libraron, parte de las batallas definitivas para la Independencia de este desmemoriado país.

Y no es en vano, que quien llega a este departamento se involucre, se enrede, se deje seducir por esta interesante y compleja cartografía cultural que, a modo de red, interconecta una serie de factores que son la razón de ser de las lógicas de habitar y existir a lo largo de los siglos, trenzadas por sus comunidades en los diversos territorios.  Resulta interesante observar cómo Boyacá es codificada por un sinnúmero de referentes, configurando una compleja narrativa que se comunica en múltiples niveles, permitiendo acercamientos interdisciplinares, que poco a poco, aportan a ese tejido sociocultural, que es la razón de ser de este privilegiado ecosistema, enclavado en la rica y misteriosa cordillera de los Andes.

Dentro de dicha red, se entrelazan referentes de memoria e identidad, emanados, tanto de la materialidad como de la inmaterialidad, conjugándose en un importante acervo cultural vivo, vigente y activo al interior de la cotidianidad de un territorio que se resiste a caer en la homogenización, saliendo en defensa de su importancia como particularidad. Dentro de este acervo el patrimonio arqueológico es un referente importante, y dentro de este las manifestaciones rupestres que, a través de pictografías y petroglifos, han permanecido a lo largo del tiempo, para aportar evidencia de otros momentos y estructuras de pensamiento.

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El patrimonio rupestre es sin lugar a dudas, un campo importante de investigación en Boyacá, aún por explorar, a través de investigaciones que le permitan a este importante referente, continuar su camino en el territorio, no cosificándolo y estatizándolo en el tiempo, sino permitiendo que continúe siendo parte de las lógicas de sentido al interior de los territorios. Para que esto sea posible, es importante iniciar por su identificación, registro y catalogación, en procura de que su materialidad continúe conversando con las comunidades con la que cohabita, pero sin perder la oportunidad de profundizar en sus posibilidades como pregunta, para las diversas ciencias interesadas en el tema.

Y es que, pienso yo, allí radica la riqueza cultural de este departamento, en que sea motivo para constantes preguntas más que respuestas, preguntas que lleven a retarnos como colectividad capaz de pensarnos a nosotros mismos desde lo cultural, no como un pretexto para construir marcas y traer turistas, sino como la posibilidad de entendernos desde la complejidad de nuestra inteligencia emotiva y sensible, para de esta manera continuar tejiendo este territorio hacia la incertidumbre que se presenta a cada nueva generación.  

Carlos Andrés Carreño Hernández

Profesional en Conservación y Restauración de Bienes Muebles
Mg. en Patrimonio Cultural  
Contacto: [email protected]

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