DONALD TRUMP: UN CONVICTO GOBERNANDO EL MUNDO
Aunque a muchos nos hubiera gustado una victoria de Kamala Harris, ya con los resultados en la mano se tienen los elementos de juicio para una reflexión obligatoria en estos días aciagos por las tragedias que suceden una tras otras sin tregua a la vista. Guerras en diversas partes, catástrofes ambientales en Cuba, España, Incertidumbre generalizada.
Comencemos entonces por tratar de comprender qué es lo malo de tener a Donald Trump como presidente de la nación más poderosa del mundo. En primer lugar se endurecerán las condiciones de vida para muchos norteamericanos que verán deteriorar su ingreso real, es decir su capacidad de compra, en tanto se reducirán las cargas tributarias a los más ricos que es lo que predica la doctrina neoliberal, de la cual el Presidente electo es un fiel exponente.
En segundo lugar, se endurecerán las condiciones para los inmigrantes, medidas curiosamente respaldadas por algunos que hasta hace poco tiempo estaban en condición irregular, pero que al lograr ciertos derechos ven en sus propios paisanos o inmigrantes que llegaron a destiempo a buscar lo mismo que ellos, un peligro porque sienten amenazados en su nueva zona de confort.
En tercer lugar, los movimientos más reaccionarios del mundo entero se sentirán fortalecidos por el movimiento del péndulo hacia la derecha lo que los incentivará a trabajar más fuerte para cerrar los espacios democráticos y las conquistas que los sectores menos favorecidos de la sociedad han logrado arrancar a las clases dominantes.
En cuarto lugar, los ambientalistas y los investigadores del cambio climático escucharán un discurso que a pesar de que las evidencias están en las narices de cada habitante del planeta, negarán los daños causados por el efecto invernadero, las emisiones de CO2 y demás consecuencias de seguir atados a la economía fósil.
Podrían seguirse enumerando las consecuencias de tener un convicto gobernando el mundo, pero esto ya lo han hecho muchos analistas. Lo que conviene resaltar aquí es un aspecto poco dilucidado en la prensa tradicional. En efecto, a la gente se le quiere hacer creer que la extrema derecha norteamericana es negativa para la democracia porque los demócratas son, digamos un poco más humanitarios. Nada más alejado de la realidad, veamos.
Los demócratas, con Joe Biden a la cabeza, han respaldado sin vacilación a Benjamín Netanyahu, un genocida del siglo XXI cuyos métodos de violencia y represión son solo comparables al régimen nazi que llevó a la humanidad a la Segunda Guerra Mundial. Adicionalmente, han dado continuidad al bloqueo económico contra Cuba, aunque hay que reconocer que han hecho algunas concesiones en el caso de Venezuela.
Se quiere sembrar la idea de que hay un neoliberalismo a ultranza y otro en versión light, algo así como un uribismo sin falsos positivos, paramilitarismo y narcotraficantes financiando campañas presidenciales. Pero no, el neoliberalismo como escuela de pensamiento es uno solo, que va siempre en contra de la clase menos favorecida, ese sector de la sociedad que los marxistas llaman proletariado. De igual manera, Donald Trump actúa como todos los presidentes Norteamericanos quienes en muchas ocasiones lo han repetido, no tienen amigos sino intereses.
Finalmente, Donald Trump acaba de escribir un capítulo inédito en la política mundial, porque nunca antes se había elegido a un delincuente procesado y vencido en juicio, un convicto condenado por “34 delitos graves por falsificación de documentos en un intento por silencia a la actriz porno Stormy Daniels”. https://www.pares.com.co/post/los-34-delitos-por-los-que-fue-condenado-donald-trump-el-nuevo-presidente-de-los-estados-unidos. Vendrán días difíciles.
Por Manuel Álvaro Ramírez R.
Magíster en Economía Universidad de los Andes