Incapacidad de origen laboral vs. Incapacidad de origen común: Lo que los empleadores deben saber

En el ámbito laboral, es fundamental comprender la diferencia entre dos tipos de incapacidad: la de origen laboral y la de origen común. Esta distinción es esencial para que los empleadores sepan cómo proceder según la situación particular de sus trabajadores.

Cuando un empleado debe ausentarse debido a problemas de salud que requieren reposo o tratamiento médico, se le otorga una incapacidad médica. Este documento no solo respalda la situación del empleado, sino que también le permite detener cualquier actividad laboral que esté desempeñando. Estas incapacidades suelen ser emitidas por una EPS y se refieren a enfermedades no relacionadas con el trabajo, por lo que se les conoce como incapacidades de origen común.

Sin embargo, existe otro tipo de incapacidad: la de origen laboral. Esta se genera cuando la condición del trabajador resulta de una actividad realizada en el lugar de trabajo y durante su jornada laboral. Por ejemplo, se emite una certificación de este tipo si un empleado sufre una caída en las instalaciones de la empresa o se enferma debido a la exposición a un riesgo específico en su lugar de trabajo.

Ahora bien, ¿cuáles son las responsabilidades de los empleadores cuando se enfrentan a estas situaciones?

María Carolina Martínez, asociada de la firma laboral Godoy Córdoba, destaca algunos puntos clave que los empleadores deben considerar cuando un empleado informa una ausencia laboral debido a una enfermedad o un accidente, sin importar su origen.

En primer lugar, es esencial examinar y validar la incapacidad, asegurándose de que haya sido emitida por una IPS (Institución Prestadora de Salud) afiliada a la EPS (Entidad Promotora de Salud) del empleado.

El siguiente paso implica identificar el tipo de incapacidad, ya que esto permitirá a la empresa tomar medidas adecuadas según la situación. La gestión de las incapacidades médicas se divide en dos áreas: laboral y seguridad y salud en el trabajo. Cada una de estas áreas actuará según el origen de la incapacidad, es decir, si es de origen común o laboral.

En el ámbito de seguridad y salud en el trabajo, una vez recibida la incapacidad, se debe ingresar al sistema de gestión, dar seguimiento y llevar a cabo las actividades necesarias para cumplir con el programa de rehabilitación integral y facilitar la reincorporación laboral del empleado.

Si surge la sospecha de que un empleado está simulando una condición de salud, los empleadores pueden invocar una situación constitutiva de abuso del derecho. Esto ocurre cuando el trabajador recibe prestaciones económicas o asistenciales del Sistema General de Seguridad Social en Salud o de Riesgos Laborales sin un fundamento real. En tales casos, se debe revisar la evidencia, presentar denuncias ante las entidades competentes y determinar una estrategia adecuada.

Martínez también enfatiza la importancia de que las empresas realicen un estudio del ausentismo de su personal para clasificar los casos y definir las medidas de intervención apropiadas.

Comprender la diferencia entre las incapacidades de origen laboral y común es esencial para que los empleadores puedan gestionar adecuadamente las situaciones de salud de sus trabajadores y garantizar una respuesta efectiva a sus necesidades médicas y laborales.

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