El M-19 con su política “a la colombiana”

El M-19 con su política “a la colombiana”

Por Jorge Armando Rodríguez Avella

Se cumple un aniversario más desde cuando un grupo de jóvenes idealistas veían que, ante tanta miseria, desigualdad y de sucesivos gobiernos plutocráticos, era hora de comprometerse con las luchas populares y caminar junto a ellas.

Para el 19 de abril de 1970 los candidatos a la presidencia con mayores posibilidades de ganar eran el general (r) Gustavo Rojas Pinilla y el candidato del partido conservador Misael Pastrana Borrero. El entonces presidente Carlos Lleras Restrepo, en un acto característico suyo de autoritarismo pronunció un discurso y ordenó el toque de queda nacional a partir de las 8:00 de la noche. Su discurso y su orden de que todo el mundo debía estar en casa luego de esa hora fue transmitido a través de las cadenas radiales y de la incipiente televisión nacional.

Se trataba de calmar las multitudes que, a esa hora, 8:00 p. m., comenzaban a celebrar, en las calles y desde ya, el triunfo evidente del general Rojas. Las cadenas radiales, como de costumbre, transmitían poco a poco los resultados electorales que les proporcionaba la Registraduría Nacional. Hacia las 7 de la noche los boletines anunciaban una ventaja de Rojas sobre Pastrana de cerca de 113.721 votos. Al día siguiente, a primeras horas de la mañana, la ventaja era de Pastrana con escasos 2.617 votos. Sin embargo, esta cifra se acrecentó en la medida en que fueron pasando los días. Muchos hechos curiosos se dieron, pero uno despertó las inquietudes de la opinión pública: después del lunes 20, en algunos departamentos, los votos por el general ni siquiera se mantenían, sino que, por el contrario, disminuían paulatinamente. ¡Cosas de la democracia colombiana!

En todo el país durante meses y años el asunto de las elecciones de ese 19 de abril era tema obligado de conversación y de debate. Sobre todo, en círculos de la izquierda revolucionaria que, por esas épocas era furor en América Latina, luego del triunfo, en 1959, de la Revolución Cubana y el golpe militar en Chile en 1973, a Salvador Allende, quien fue elegido presidente democráticamente.

Sin embargo, la discusión al interior de los grupos de izquierda era aún más ardua dado que internacionalmente el mundo estaba en plena Guerra Fría. De un lado y dominando todos los gobiernos latinoamericanos estaban los EE.UU. y del otro los movimientos de liberación africanos y asiático y de insurrección –como en nuestra región— apoyados por la Unión Soviética y la incipiente China, con escasos 21 años de haber llegado al poder.

La izquierda colombiana entonces estaba minuciosa e inútilmente distribuida entre: comunistas prosoviéticos: Partido Comunista y Farc. Comunistas prochinos: Partido Comunista Marxista Leninista y Ejército Popular de Liberación, EPL. Insurgentes procubanos: ELN. Además, liberales de izquierda y buena parte de la militancia del derrotado general Gustavo Rojas, agrupados en el naciente partido Alianza Nacional Popular, Anapo.

Ante este panorama, un grupo de jóvenes, que habían pertenecido a las diferentes gamas de esa izquierda tan particular y luego de varios intentos[i], decidió crear un nuevo movimiento, apoyándose y justificando su existencia en el fraude electoral del 19 de abril en el que Pastrana Borrero resultó elegido. Se trataba, según su máximo dirigente, Jaime Bateman Cayón, de nacer con los adherentes y simpatías de los frustrados por el fraude es decir consistía en “Nacer con cero adherentes o nacer con un millón 600 mil.” Según relata Darío Villamizar en su obra Jaime Bateman, biografía de un revolucionario, (pág. 379).

Se trataba de trasladar la táctica de guerrilla rural a una práctica urbana, similar a la utilizada por los Tupamaros del Uruguay y que, para la época, les había dado mucha notoriedad por sus golpes certeros y espectaculares.

En ese mismo sentido pusieron en práctica una antigua idea que uno de sus fundadores, Luis Otero, había propuesto años atrás, cuando militaba en las Farc. Se trataba de sacar la espada de Bolívar del museo de la Quinta, en Bogotá, y convertirla en un símbolo de la luchas populares colombianas y latinoamericanas. El golpe se dio el 17 de enero de 1974, previa una propaganda de expectativa con avisos en los principales diarios capitalinos.

La operación, Bolívar, tu espada vuelve a la lucha, fue llevada con éxito en el museo de la Quinta. Allí dejaron el comunicado en el que explicaron someramente los lineamientos políticos del naciente movimiento y una de sus características fundamentales: “Es que las cadenas españolas rotas por Bolívar, hoy son reemplazadas por el dólar gringo. Y es que, en el solio de Bolívar, cada cuatro años se han turnado los representantes de las oligarquías asesinas del pueblo colombiano”. Decía el comunicado, para destacar su faceta de ver la importancia de centrarse en una discusión basada sobre la historia, idiosincrasia y política nacionales y sin tomar partido de los ismos de la izquierda matriculada con corrientes internacionales. Era la revolución a la colombiana o como decía Bateman “un gran sancocho nacional”.

Esa forma de llegarle a la sociedad y el desarrollo de las ideas extraídas de la realidad nacional y en búsqueda de ese arraigo de toda nuestra diversidad cultural –sin descuidar la geográfica—fueron la bases de muchas luchas, con grandes aciertos, desaciertos y numerosos muertos, como trasegó y mutó el M-19 y junto con ese movimiento el país entero. ¡Ahí vamos!

[1] Sin ser exhaustivos, podemos citar algunos nombres que la historia registra como fundadores: Jaime Bateman Cayón, Álvaro Fayad Delgado, Iván marino Ospina, Germán Rojas, Luis Otero, Vera Grave, Omar Vesga, Augusto Lara Sánchez, Carlos Pizarro, Otty Patiño, Carlos Toledo Plata, Andrés Almarales, Israel Santamaría, entre otros.

¿el menos conveniente?

Director Boyacá Visible

Jorge Armando Rodríguez Avella 

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